domingo, 15 de agosto de 2010

Yoko, don’t let him go out!


“At twelve o’clock a meeting round the table
For a seance in the dark
With voices out of nowhere
Put on specially by the children for a lark”...

“Cry baby, cry”.
Lennon/McCartney.
Album Blanco (1968).


Definitivamente Susanita la de Mafalda representa una pequeña parte de la humanidad que inevitablemente habita dentro de todos nosotros, pues yo tampoco me salvo, en mayor o en menor medida.

Lo digo porque estuve por empezar a escribir en esta oportunidad diciendo que “he recibido un montón de malas noticias en mi vida”…, y bueno, me di cuenta del tajo que se dio en el dedo Susanita y que no quería recordar, y ciertamente que yo tampoco querría, la verdad.

Pero sucedió que en estos días se cumplió la condena primaria de Mark David Chapman y por poquito lo dejan salir bajo palabra. En realidad se cumplió hace diez años, pero en aquella audiencia se le negó la libertad. Tuvo otra más o menos recientemente y se le volvió a negar. Pero ahora en octubre tiene otra y existe la posibilidad de que se la otorguen.

Eso hizo que emergiera la sensación de pesimismo que me invadió en aquel lejano final del año ochenta, nefasto 8 de diciembre, cuando me enteré que habían matado a tiros a John Lennon frente al edificio lujoso en el que vivía en New York.

Un loco cualquiera. Un vacío pedazo de mierda de loco cualquiera que se leyó The Catcher in the Rye de Salinger y se creyó aquello que no sería jamás. Así, porque sí, fue y tiroteó a un tipo que jamás, ni en mil reencarnaciones, podrá entender. Sólo porque no teniendo nada dentro de la cabeza, se leyó un libro que le quedó grande, le dio una puntada de culo, y tenía un arma.

Por supuesto que se me dispararon los fusibles, por decirlo de algún modo, y me puse a pensar en el tamaño del daño que semejante hijo de puta le hizo a la humanidad. No sólo a la música, como algunos superficiales (o con fines inconfesables) dicen.

Pero para que lo que quiero decir quede lo más claro posible y no se me tilde de fanático, tengo forzosamente que explicar mi punto de vista y aclarar al mismo tiempo que no pretendo convencer a nadie. Sólo exponer cómo lo veo yo.

El ser humano es un animal. Un animal biológicamente hablando, y más también. Lo que pasa es que somos animales bípedos y pretenciosos que inventamos un sistema de comunicación reglamentado y todo eso, y a partir de ahí desarrollamos todo un lío de pensamientos cada vez más y más intrincados e inútiles, que pretende marcar distancia con la naturaleza.

Esto ha hecho que estemos a punto de acabar con el planeta entero, y ya estamos pensando en colonizar otros planetas para joderlos también, no me cabe duda.

Y la inutilidad de toda esa pretensión de superioridad es tan tonta… Es decir, igual que un perro, un gato, o un chimpancé, tenemos que comer, cagar (y pujar cómo el que más cuando estamos estíticos), y ni hablar de lo perentoriamente primitivo del impulso sexual por más que nos inventemos fantasías para disimular que todo no es más que un básico intercambio de fluidos repletos de hormonas (contra el que no tengo nada, vamos a hablar claro).

Como ya dije, esta manía sólo nos ha llevado a rompernos el planetita sobre el cual nacimos y del cual desapareceremos sin dejar apenas marca. Así, para toda la eternidad una vez nos de alcance la entropía antropófaga, por ponerle un nombre raro.

Pero hemos durado los poquito más de sesenta millones de años (contando desde los prehomínidos, porque el hombre tiene apenas tres o cuatro millones nada más) debido a que nos hacemos contrapeso. Me refiero a que las diferencias, las pocas diferencias que existen entre individuos, entre culturas, entre principios y convicciones, hacen que al promediarse, el rumbo se compense entre los que matan y rompen todo lo que ven a su paso, y los que le piden perdón a las lechugas para pegarle un mordisco.

Mi abuelito decía: ¡caráj, muchacho, ni tanta vela que queme al santo, ni tan poca que no lo alumbre, nojuegue! Y con esto quería significar que los extremos no son de provecho. Que, o te mueres en la inopia, o acabas con todo (engordas mucho) y te mueres también. O sea, que hay que ser prudentes y tender hacia el camino del medio. Ni izquierda, ni derecha, ni arriba, ni abajo, ni lento, ni rápido, ni mansedumbre, ni agresividad…, y así. Que si comes, debes sembrar. Que si matas debes criar…, en fin, creo que el punto ha sido aclarado con suficiencia.

Pero olvídenlo, muy pocos seres humanos (porcentualmente hablando) alcanzan éste estado ideal de ecuanimidad y consciencia perenne, y por eso es que el mundo se va con quien lo trajo, o sea, que estamos fritos.

Lo que pasa es que ahí nos salimos de las consideraciones individualistas y pasamos a ver las cosas como grupos, como sociedad, y es aquí en dónde encontramos la respuesta al por qué hemos durado más de lo que hubiéramos creído por esperanzados e irresponsablemente optimistas que podamos ser.

Es porque si bien existe aquel grupo depredador que explota y machuca a los demás todo lo que puede, también están esos locos fanáticos que salvan ballenas, se amarran a un árbol para que no lo tumben, le piden permiso a Krishna para comerse un frijol…, entre esos dos grupo existen infinidad de matices y posiciones que hacen que el promedio permanezca oscilante alrededor del centro y la vaina pueda seguir adelante.

Claro que la gente desinformada, la gente bruta, la gente egoísta, la gente destructora, la gente ladrona, la gente sin ética…, en una palabra: los ceporros…, son muchos, yo diría que son demasiados, que son más (muchos más) que la gente que trata de revertir la injusticia, que trata de preservar el entorno, que hace las cosas bien.

Por eso es que frente a la extrema derecha depredadora y profundamente malintencionada y destructiva siempre se opone una extrema izquierda improductiva, ineficaz, y burocrática. Cuando un patrón revienta a los trabajadores, aparece un sindicato que los defiende contrapesando al patrón… Bueno sí, lo sé, esto es en teoría… Como todo, las cosas se degradan y aparece la corrupción, los vendidos, los que cagan la jaula. Pero no nos pongamos demasiado realistas porque si no todo pierde sentido y nos terminamos suicidando Susaníticamente hablando…

Por eso es que de tanto en tanto aparecen uno o dos del lado de los que cuidan las cosas, que además se cuelan por los entresijos del poder de los medios y con un cierto peso sobre las masas, aplican presión.

Un tipo como John Lennon que desde su púlpito musical llegaba a los más recónditos rincones, a los más variados públicos, a cada pequeña pulga sobre el más ínfimo perro, y nos hacía pensar. No te forzaba la vida, sólo te contaba a su modo que hay más en el mundo que aquello que te enseña aquel que quiere que aprendas nada más a producirle dinero no importa cómo.

Y no estoy hablando de un santo puesto sobre un altar rodeado de velitas. No estoy hablando de una estatua ecuestre de bronce con un sable en la mano y la cabeza cubierta de mierda de paloma.

Hablo de un huérfano que pasó frío en las calles de una ruda ciudad portuaria, que se metió cuanta mierda existe, que se peleó con medio mundo, pero que decidió adoptar una posición frente al mundo y defenderla consecuentemente.

Fíjense bien, que no era una cabeza coronada, ni un personaje elitesco, ni un ceporro populista. Sin embargo logró lo suyo defendiendo ideales.

Es decir, que en el camino de las grandes corporaciones estandarizadotas se atravesó un flaco miope muy malhumorado que demostró todo lo que demostró… Que no es más que flojera esconderse tras la excusa de que las porquerías de mala calidad son las que logran popularidad, y que por lo tanto si quieres forrarte en dinero tiene que ser todo lo chaborro que puedas, para que te encumbren en el olimpo de los billetes.

No voy a ser tan iluso asegurando que logró cambiar la mentalidad de la humanidad y que hizo temblar los cimientos de la industria masificadora de la basura que dan por cultura popular. Ni de vaina. Pero hizo ruido, llegó a mucha gente, añadió diversidad en los puntos de vista y criterios…, hizo contrapeso.

Luego viene este pedazo de mierda, le da cinco tiros, y se sienta al lado a esperar a la policía leyendo un libro (que este cabrón no entendió) mientras la sangre, por la aorta rota de John Lennon, se derrama irremisiblemente…

No, Mark David Chapman… No puedes ser liberado. No has pagado tu deuda. Tal vez la deuda legal esté satisfecha, pues sabemos bien todo lo superficial que resulta el sistema legal de cualquier país hecho por la misma clase de gente que adversaba Lennon… Pero tu deuda con la humanidad no ha hecho sino crecer desde que le vaciaste la pistola en la espalda a ese señor cercenándole la aorta derramando toda su sangre en el alcantarillado.

No, Mark David Chapman, no puedes ser liberado…, ni sacándote de la cárcel lograrán tu liberación. Tu pena ha de ser tan grande que ni tu muerte te habrá de redimir. Vas a reencarnar en Mark David Chapman hijo de puta irredento mil millones de veces, y mil millones de veces más. Hasta que la tierra se convierta en un desierto radiactivo poblado sólo por pulgas y cucarachas del tamaño de un perro san bernardo, que como a un prometeo de bajísima estofa le será devorado no sólo el hígado, también los testículos, el páncreas y el píloro, que será regenerado cada día para volver a ser devorado hasta que nuestro sol se apague.

Y eso es poco, la verdad, pero dejémoslo hasta ahí porque el karma es contagioso en cierta medida debido a que la luz incide en el comportamiento de las moléculas interconectándonos de casi inexplicables maneras.

Digo que es poco porque el daño que nos causaste a la humanidad toda aun no ha terminado de ponderarse.

Yo te responsabilizo por todas las guerras desde la de Vietnam hasta nuestros días, y por todas y cada una de las muertes, mutilaciones, y pérdidas que por ellas se causaron.

Te responsabilizo por los miles de jóvenes que pierden la vida en las calles por culpa del hampa alrededor del mundo.

Te responsabilizo por la agonía que vive la poesía en esta época.

Te responsabilizo por la pérdida de valores e ideales de la humanidad.

Te responsabilizo por la aparición y auge del reguetón.

Te responsabilizo por cada una de las calamidades y hambrunas en el tercer mundo.

Eres responsable de todo esto y mucho más, Mark David Chapman… Piénsalo…

No puedes ser libre.

Estás maldito. Estás maldito. Estás maldito. Eres el mal por antonomasia.

Yoko, por favor, no dejes que lo saquen de la cárcel…