...The
nature of eternal life is discussed in Chandongya Upanisad,
in
the tale of Naciketas, who visits Yama, the god of the Death;
other
themes are transmigration (discussed in the Brhad Aranyaka Upanisad),
and
the doctrine oy maya (q.v.), the illusory nature of the material
world
(in
the Svetasvatara Upanisad)..
Encyclopaedia
Britannica. Vol. 22. Upanishad.
De
verdad, no creo.
Y
con el paso del tiempo, cada vez sé menos.
Cada
nueva respiración trae consigo un montón de preguntas algunas de
ellas con respuestas. Pero con cada nueva respuesta, con cada nueva
respiración, vienen más y más preguntas.
Todas
las respuestas me llevan a preguntas sobre ellas, dejándome claro
que aquellas no eran tales sino vanos intentos de encontrarle un
sentido a lo que no lo tiene o, más bien, a lo que tiene más de un
sentido en cada perspectiva que sobre ello se adopte.
Bajo
esta luz es muy difícil aceptar teorías, dogmas, leyes y todo lo
demás. Sí me da un poquito de envidia a veces ver que es mucha la
gente que puede asumir y aceptar como regla lo que otro escribió en
un libro. Inclusive sentirse muy atemorizado y culpable frente a la
duda.
Pero
la envidia se me va transformando en una especie de tristeza
resignada en lo que veo lo que ha ido haciendo la humanidad con esa
actitud.
Porque
alguien lo escribió hace ya muchos años en papel fino y en un modo
muy abierto a la interpretación, es decir, ambiguo, ya se acepta que
quien no esté conmigo está en mi contra y es mi deber y obligación
matarlo de manera ejemplarizante, sin olvidar primero ponerle los más
ignominiosos adjetivos.
«Divide
et impera», «diaírei kaì basíleue».
Máxima
vieja como el humano desde que le dio por construir imperios.
Parece
ser que es cierto aquello de que hay sólo nueve tópicos originales
para hacer literatura, y yo añadiría que hay más o menos la misma
cantidad de principios sobre los cuales basar el poder.
Más
o menos nueve principios y un pivote: el capital.
Le
preguntaba, no más que por halarle la lengua a un candidato fuerte
para ser mi ex-amigo, cómo es que era posible que alguien en su sano
juicio llegara a pensar que el comunismo pudiera funcionar sin el
capitalismo, y que si no le parecía que en la simbiosis necesaria de
ambas doctrinas el primero terminara siendo siempre el tonto útil, o
como pasa con los chinos, que ahora son los comunistas menos
comunistas del mundo.
Mi
candidato para ex-amigo se revolvió horriblemente al morder el
anzuelo, como un congrio, y salivando entre dientes, con los ojos
inyectados en sangre me dijo siseando que «el coñísimo de tu
madre», y se fue.
No
me tome usted a mal, le ruego, porque entre las muchas cosas en las
que no puedo creer se halla en una posición preeminente, el
capitalismo. Y para completar, nada más lejos de mi intención que
el hacer proselitismo aquí por causa alguna ya que no las tengo,
porque cuando me le acerco a alguna inevitablemente caigo víctima.
Aunque
parece ser cierto aquello de que el capital es una idea inherente al
humano. Allí en donde halla gente habrá bienes, y es la acumulación
y uso de esos bienes los que van a conformar el capital. No sé,
cuchillos, vasijas, pescado salado, martillos, arados, peines,
conocimiento, tecnología, lo que sea que sirva para algo.
Quién
detenta la propiedad de estos bienes define, comunismo, o
capitalismo, con sus matices indiscutiblemente.
Yo
personalmente, me cago en las teorías. Con todo respeto, eso sí.
Que si Marx, que si Adam Smith, que si la mamá de Tarzán, lo mismo
me la traen floja. Igual hay que trabajar como un descosido con
esperanza o sin ella. Pero claro, esta es una posición mía un poco
en el orden de la «Zorra de Esopo». No me engaño ni pretendo
engañarle a usted.
Después
están los religiosos ¡Madre mía! ¡Los religiosos!
Hace
miles de años alguien descubrió que si escribía de modo ambiguo,
vale decir, dado a reinterpretaciones adaptables a cada inquietud
humana (que al igual que los temas y los principios apenas alcanzaran
la suma de nueve) conseguiría seguidores suficientes como para
erigir un templo sobre una piedra, sin ir más lejos.
Pero
¡ya va! si crees en mí tendrás que creer ciegamente, y arrimarte a
mi tribu, y separar de ti a todo el que no se deje convencer. Tendrás
que tributar un diezmo (que contradictoriamente te hará próspero) y
llegado el momento de la prueba máxima a cambio de tal prosperidad,
tendrás que matar al vil infiel descreído.
Una
pirámide, una organización de venta multinivel en la que todos
somos espectaculares y si pensamos nos haremos ricos.
¡Ah!
¡Bueno! Y después están todos aquellos así llamados «Terceros
caminos», todos más o menos orientalizados y vagamente
kármicos-dármicos que también están basados en una especie de
monetización del trueque a largo plazo, llegando a ser
intercambiados de vida a vida lo cual me parece que es llevar muy
lejos el sistema tártaro del papel moneda en representación del
oro... No sé, tal vez estoy forzando la barra, pero a quién le
importa.
Si
tú te portas bien, no comes carne, no le haces a otro lo que no
quieres que te hagan a ti, y obras como si lo que haces pudiera ser
transformado en ley para el bien de la humanidad, todo estará bien.
Es
una mentira. Yo lo sé. No funciona aunque es bonito, no lo niego.
El
bien y el mal. El maniqueísmo imprescindible.
Si
yo soy el bueno puedo hacerle lo que sea necesario hacerle al malo
porque es malo y nunca será bueno por lo cual hay que eliminarlo de
manera ejemplar.
Si
eres de izquierda es fácil saber que el de la derecha es el malo y
es un cerdo y hay que quemarlo junto con sus bienes (los que no pueda
saquear y poner en una cuenta en suiza). Si eres de derecha, es más
fácil todavía pues es sabido que los de izquierda comen niños y
los que lo hacen van a parar al infierno al que yo los mando de pleno
derecho que soy, eso sí, después de haberlos despojado de lo que
tengan y de haber sodomizado a la población a cambio de un blue
Jean.
Los
religiosos. Bueno, es la misma vaina. Se matan porque dios les dijo
que así hicieran si querían entrar al reino de los cielos. No
merecen gastar ni siquiera tinta virtual en ellos. Son tontos dañinos
porque son miedosos. Están profundamente aterrorizados por la
muerte, de ellos, de sus seres queridos, de las desgracias que dios
les pone en el camino como prueba de fe... En fin, que no digo más...
Sí
diré algo más, como ambigua anécdota aun dolorosa tantos siglos
después:
«En
1445, el príncipe de Valaquia, Vlado Dracul (o «Demonio», en la
lengua del
lugar), regresó
triunfante de Bulgaria, y trajo con él a 12,000 personas de piel
oscura, de ropa y costumbres remotas, cautivos y esclavos. Sólo 26
años después, Esteban el Grande de Moldavia venció a los de
Valaquia y se trajo consigo 17,000 gitanos, no sin antes empalar por
el ombligo a más de dos mil de sus prisioneros, precediendo así en
la fama de crueldad a su primo, amigo y aliado, Vlado Tepes
(«Empalador»), o Vlad III o IV, o Vlad Dracolea, el «Drácula»
histórico que —como héroe nacional de la resistencia ante los
turcos— daría origen, por un lado, al poema épico rumano
Tiganeada (o «Gitaneada», en traducción libre) de Budai-Deleanu y
—como malvado villano— al «Drácula» sanguinario que deviene
vampiro en la novela de Bram Stoker.»
Martínez
Castilla, Domingo :
«Drácula y los doce mil gitanos», parte 1, en Ciberayllu
[en línea], julio 1998
Así,
ya ven, unos por aquí y otros por allá, sin comerlo ni beberlo,
víctimas de costumbre por luchas completamente ajenas. Eso sí, de a
miles. Unos héroes y otros archienemigos de batman... No me joda...
Cabe
resaltar aquí que todo este panorama histórico inexorablemente
circular me redujo creativamente a un manojo de nervios con visiones
distópicas de un realismo que la gente con fe (es decir, que
deciden conscientemente asumir lo improbable) llama pesimismo. Pero
ha sido incapaz de detener la multiplicación de las interrogantes.
Cada
pregunta genera otra pregunta elevada a la potencia de la primera,
por ponerlo en notación de algún modo medio científica.
Ha
sido así, que andando los caminos de las preguntas he llegado a una
especie de síntesis de todas ellas, y se parece mucho a un
descubrimiento.
«LO».
Sí,
ya me dirá usted que eso vendría a ser algo sí como el clímax de
la teoría de la conspiración, y que si yo me cago en las teorías
como ya dije, debería hacer lo propio con esta.
No,
si yo no estoy develando ninguna conspiración ni nada ni nada. Ya
dije, es una pregunta en el fondo de un montón de preguntas sobre la
cual no caben ya más de nueve preguntas al respecto.
Déjeme
usted dar un paso a un lado un momento para dar un ejemplo sobre lo
que estoy hablando: Durante algún tiempo, en el cual cometí muchos
errores por no dedicarle el suficiente tiempo al proceso de toma de
decisiones, generé un complicado método (de cuya simplicidad estaba
convencido entonces) que llamé «Cuántos Para Qué». Consistía en
preguntarme antes de hacer algo «Para qué lo haría», y luego,
ante la respuesta otro «Para qué», y así sucesivamente. Descubrí
que casi todas las cosas perdían significado después del segundo
«Para qué», y las que más resistieron, las que llamé verdades
«ultra-socráticas», pudieron con cuatro de ellos. Creo recordar
que una o dos decisiones durante aquel lapso llegaron a responder un
quinto «Para qué»... A esas dos las llamé «misiones de vida».
Estas dos últimas se disolvieron también con el paso de los años y
los errores que acarrearon. Situación que lejos de desanimarme
sirvieron de combustible para seguir la búsqueda afinando el método.
Ahora
no sólo pregunto «Para qué». Hago un extenso psicoanálisis de la
situación basado en las preguntas generadas por otras preguntas, no
haciéndole mucho caso a las respuestas a menos de que estas sean
generadas en lo más parecido posible a un estado «Zen», no dejando
de lado mi tendencia a llevarle la pista a los rumbos en un sistema
de estructura multidimensional que si me diera por dibujar dejaría
pálido al propio Escher.
No
estoy bromeando. Todo está relacionado de algún modo. Todo está
hecho de lo mismo. Carbono, oxígeno, en fin, átomos y el espacio
entre ellos.
Y
hablando de átomos: a un griego sin vida social, hace la tira de
años se le ocurrió que la materia debía estar constituida por una
partícula mínima, y fue así como empezó a dividir en mitades y
luego en mitades y así hasta que no pudo hacerlo más, y a esta
partícula la llamó átomo. Una porrada de años después, otro
personaje sin vida social usando aparatos científicamente
homologados descubrió que de «hecho» tal átomo existe... Ahora ya
se descubrió que hay elementos más chiquitos aun que componen a los
átomos... Algunos de ellos, como los Taquiones, son meramente
teóricos, como lo fue el átomo por siglos y siglos...
Entonces,
la teoría de la conspiración a mi modo de ver es ese átomo que
descubrió el griego. No dejaría de ser cierta por la mera razón de
que es teórica...
Sí,
sí, ya sé que ese razonamiento cabría para justificar a Marx, a
Smith, y a la mamá de Tarzán, pero las víctimas de la teoría de
la conspiración no son ni públicas ni evidentes. Te tienes que
esforzar mucho en pensar para descubrirlas, y aun así te resulta
imposible sacarlas a la luz. Todo el mundo las confundiría con algún
cerdo come niños infiel y descreído que no se baña y tiene los
sobacos pelúos, no come carne, y está hasta el cuello enredado en
un plan de crédito del karma-darma.
Vamos
a dejar las sutilezas y comencemos a hacernos preguntas:
1.-
¿A quién le conviene todo este desastre? (Hablando del estado de
las cosas en este planeta)
2.-
¿Cómo saca provecho de ello?
3.-
¿Qué clase de provecho es ese exactamente?
4.-
¿Desde cuándo lo ha venido haciendo?
5.-
¿Dónde está metido?
Respuesta
1: A alguien muy inteligente que no pertenece ni a la derecha ni a la
izquierda y que no tiene religión ni fe alguna. Un ser más allá
del bien y del mal creador del maniqueísmo y otros sistemas de
polarización.
Respuesta
2: Divide y vence. Pone a todo el mundo a pelear entre ellos. Deja
los despojos y se lleva lo que nadie está viendo.
Respuesta
3: Información. Capital. Fuerza de trabajo.
Respuesta
4: Desde que se le ocurrió (tal vez por no tener vida social) que
debe existir una línea llamada tiempo sobre la cual todo se mueve.
Respuesta
5: En todo lo gris a lo cual no prestamos atención.
Preguntas
a la respuesta 1: ¿no necesita la inteligencia ser alimentada con
valores, estética, justicia? ¿No lo castiga dios?
Pregunta
a la respuesta 2: ¿Nadie se da cuenta de que es un peón en el mismo
juego que se repite y se repite a través de los siglos?
Pregunta
a la respuesta 3: ¿En qué gasta esos bienes?
Pregunta
a la respuesta 4: ¿Es él mismo inmune a sus propios inventos?
Preguntas
a la respuesta 5: ¿Por gris quieres decir a lo que no resalta? ¿Es
el anonimato su aliado? ¿Cómo se mantiene anónimo?
Respuestas
a las preguntas 1: Todos esos valores son relativos e inventados por
él para polarizar, para dividir. Lo inventó también a dios. Por
cierto, también inventó la risa para no quedarse sin mano de obra.
Respuesta
a la pregunta 2: Nadie se da cuenta porque la historia es contada
tiempo después por los que ganan y siempre está puesta en una
cierta perspectiva dejando claro que todo eso le sucede a los demás
siempre, nunca a uno.
Respuesta
a la pregunta 3: No los gasta. Los acumula para ponerlo aquí y allá
en una especie de mesa de juego (su única pasión, por cierto, y tal
vez su último vestigio de debilidad humana causada indudablemente
por su escasísima vida social y el aburrimiento inevitable) que
decide la suerte de una tribu o de otra.
Respuesta
a la pregunta 4: Lo es, ciertamente. Los usa a su antojo, pero nunca
se contamina de ellos. Sabe cómo funcionan. De esta manera nada lo
toma por sorpresa, ni siquiera dios.
Respuestas
a la preguntas 5: Sí, precisamente, no tiene ninguna característica
resaltante. Si lo vieras no te causaría ninguna impresión, no se
fijaría en tu memoria, y si lo vieras otra vez no lo reconocerías.
Y sí, también: no tiene un nombre que se pueda relacionar con nada,
es de género indeterminado (ni él, ni ella), nunca lo verás en los
periódicos, ni en los noticiosos, ni en los libros, ni en wikipedia
(inténtalo, yo lo hice y nada, no está ahí), ni en ninguna parte,
y si lo vieras, como ya te dije, no serías capaz de reconocerlo.
Dicen que la mejor habilidad del diablo es la de convencerte de que
no existe... Nada, no figura en actas, documentos, no le piden el
pasaporte, no declara aduanas, no escribe en blogs, no está en
facebook, no tiene smartphone con GPS, compra y vende en efectivo
siempre, no canta ni baila. Sólo está ahí, moviendo las piezas
sobre el tablero y haciendo que las cosas pasen.
Está
bien, creo que ya usted entendió el procedimiento al que me refiero.
Vamos a pararlo ahí y a pasar a otra parte del mismo tema para poder
decir que lo estrujamos lo suficiente.
Está
claro que la humanidad está empeñada en romperlo todo, en acabar
con la otredad, emperrada en un retroceso hacia una visión primitiva
en la cual , en vez de acercarnos como género único en el universo
conocido, nos separa como enemigos extranjeros que amenaza nuestra
seguridad.
¡Si
no fuera tan trágico, sería cómico!
De
qué manera, amigo vegetariano, comerse una vaca es peor que comerse
una lechuga. Es decir, arrancar de raíz una indefensa e inocente
planta y comérsela viva después de haberla torturado en un guacal
común, unas lavativas indecorosas, refrigeración para que llegue a
tu boca tersa y fresca como, precisamente, una lechuga ¿Será que
los chivos están exentos de karma? O es porque las matas no sienten,
no tienen ojos, o no pueden decir ni ñe.
Yo
no estoy tan seguro de eso. He leído sobre experimentos (con
aparatos científicos homologados, no faltaba más) en los cuales
ponen ciertos electrodos en matas que luego echan en agua hirviendo
siendo los aparatos capaces de registrar los impulsos eléctricos de
la agonía... Que usted no los oiga, no los hace inexistentes, solo
deja claro que usted es incapaz de oírlos. Claro, lógico, usted
forma parte de un distinto reino natural...
Pero
por supuesto, usted tiene que comer algo, atentar contra cualquier
vida es una actividad altamente kármica, y usted está vivo. Si no
come se muere, y ¡zas! karmazo al occipucio... Coma lechuga, que
estas no pueden quejarse ni llorar ni nada, además de que krishna se
lo permite. Muy bien ¡Muy Bien!
Repito,
no me tome usted a mal, que no estoy defendiendo a los carnívoros.
Estoy tratando de razonar una verdad que algunos dan como universal e
inamovible (que comer animales te hará regresar en la próxima vida
como tuqueque o algo así) bajo otra luz para poner las cosas en
perspectiva justamente como hacen los que manipulan la historia.
En
mi interés por la búsqueda de verdades (lo que sea que esto
signifique) he ido recolectando libros raros, grimorios, diccionarios
masónicos, enciclopedias, tratados, El Manuscrito Voynich, libros
sagrados también, viera usted (aunque no he podido comprar algunos
porque aquí lo ponen a uno en una lista negra si lo hace, palabra) y
no he podido encontrar ni una sola verdad en ellos. Sólo sentencias.
Órdenes. Amenazas. Ambigüedades. Contradicciones. Marañas de
directrices con oscuros propósitos, nada más.
En
algunos de ellos, como en el Rubaíyát, por ejemplo, he encontrado
una seductora ambigüedad poética que me han hecho divagar hasta el
gótico porque muestra, si uno quiere verla, una puerta de entrada al
mundo del conocimiento de los Adeptos del Gótico, en el campo de los
Otomanos. Pero esto no puedo tomármelo como una verdad, obviamente.
En
consecuencia, y por todo lo antes expuesto concluyo preliminarmente
que «Lo» nos pone a unos contra otros por razones que no me son
dadas a conocer. Nos hace creer y trabajar en cosas absurdas tan
convencidos de su sentido que nos pone un propósito y un significado
cualquiera que este sea. Que algunos de sus inventos, como el tiempo
que nos permite ver crecer a nuestros hijos y hacerse inteligentes y
hermosos, o como la risa que nos permite darle escape a la angustia
que genera esta carrera con las luces apagadas y sin frenos, ¡Ah! y
al whisky single malt que nos permite envenenarnos dulcemente y con
clase mientras cavilamos sobre la inmortalidad del cangrejo, no
resultan tan malos sobre todos si no llevamos las cosas tan lejos.
Mientras
más pienso en «Lo» menos quisiera reconocerlo. No lo quiero
saltando afuera de mi teoría de griego sin vida social cual átomo
deducido. Pero sé que esto esta en manos de «Lo» y no en las mías
que formo parte de su juego no tengo ni idea de cómo.
No
profeso ninguna fe, ni siquiera anecdótica (aunque no exento de una
cierta vergüenza debería confesar que lo he intentado varias veces
a lo largo de este medio cupón). No creo en el bien ni en el mal
como polaridades del universo. No creo ni en la luz ni en la sombra
como conceptos opuestos. No me interesa pertenecer a nada
lateralizado como izquierda o derecha. Por más que lo he intentado
no puedo pertenecer a ninguna tribu aunque he sido satélite de
varias. Patria es un vocablo hueco para mí que sólo se invoca con
fines inconfesables.
Por
lo tanto seguiré en mi búsqueda que me llevará a alguna parte
aunque sea en la línea del tiempo, tratando de no preocuparme por lo
que no puedo cambiar, sin alegar en contra de lo que no entiendo (o
tal vez menos aun si lo entiendo), respetando y aceptando que la
tribu vencedora siempre cometerá los mismos crímenes que cometió
la tribu vencida y que fueron la causa de la pelea. Esto es el por
qué de que los fascistas y los comunistas se comporten igual y sean
incapaces de reconocerlo y aun lo justifican porque están del lado
correcto de la historia. Esto, entre otras cosas.
Que
los que responden a un patriarca o a otro (o a otro más, por qué no
¿eh?) se destruyan entre ellos porque así se los dijeron sus
dioses... ¡Eh! ¡No me joda! Si alguien viene y me dice que mi papá
me manda a matar a alguien ¿cree usted que yo lo haría así no más?
Tampoco digo que no. Podría haber otra razón que me moviera a
matar a ese alguien... Quién sabe... Pero no porque alguien me dijo
que mi papá manda a decir...
Pero
parece que también la prosperidad que ha alcanzado una pequeña
parte de la humanidad sí funciona como los vasos comunicantes, y
mientras mejor vivan unos, peor morirán los otros. Como Manolito el
de Mafalda que dijo que «nadie amasa fortuna sin hacer harina a los
demás».
Bueno,
en fin, estoy divagando. Creo que el punto quedó suficientemente
claro aunque sí me gustaría pedirle que no deje usted sus preguntas
sin generar otras preguntas, que no le tenga miedo a pensar, que deje
la pendejada de guardar tantas cosas que no se podrá llevar a la
tumba ni habrá hijo que las quiera heredar (lo que para usted son
tesoros, para muchos otros son cachivaches. Es el paralaje), que viva
lo más ligero de equipaje que pueda, que no se cargue con las
consecuencias de sus contradicciones, errores cometemos todos y
admitirlos alivia mucho. Ni siquiera hay que hacer nada para tratar
de enmendarlos (por favor, no aclare, que oscurece, dicen en mi
país), basta con aceptar que toda su vida estaba basada en un
contrasentido y que a pesar de sus esfuerzos nunca sabrá si algo de
hecho lo tiene. Esto bastará para quitarle esos kilos de más de los
que tanto se queja.
La
opulencia, las depresiones, los vasos comunicantes... Los átomos y
los espacios entre ellos...
Y
muévase. Deje el nido y la tribu. Ese pequeño espacio de confort en
el cual se enconcha usted para protegerse de las amenazas de un mundo
en el cual puede caerle encima una bomba de todas maneras y mandarlo
a la cresta a usted con todo y concha sin haber vivido...
La
vida, como accidente bioquímico ya es bastante interesante además
de improbable. Póngase usted a pensar en todo lo que se pierde por
no irlo a ver, en cuántas oportunidades tendrá a lo largo de su
vida de hacerlo, en a qué se está usted aferrando para negarse a
salir a conocer...
Sí,
al pivote, al clavito en torno al cual todo gira: al Capital.
El
mismo que nos sirve y nos mata a izquierda y derecha...
P.D.:
No sé cómo afectó el descubrimiento del átomo a aquel griego sin
vida social, pero a mí, el descubrir, además de un ejercicio
fenomenal del uso real de la filosofía (es decir, en el uso y
aplicación práctica para la vida), ha significado en la creación
de un excelente sucedáneo de la fe. Una mitigación de la angustia.
Un quitar peso de sobre mis hombros. Ya no me preocupo tanto. Todo
es parte de un inmenso e inefable esquema ¿y quién soy yo después
de todo para entender los designios de Lo?