Debe ser la razón por la cual el gallardo gladio, el pesado y justo mandoble, los así llamados libros sagrados, y muchas otras herramientas superiores, siguen manteniendo a la mitad de la humanidad convencida de sinrazón. Todo para poder seguir viendo el fútbol en la tasca sin que haya pataleo.
No hay peor miedo que el admitir que todos caemos en contradicciones, que todos copiamos a todos, que todos nos sentamos en la poceta y pujamos si es el caso, que todos reímos y lloramos, que nos da hambre y sueño, como a toda la humanidad.
Y esto lo digo por mí, porque lidio muy mal con las contradicciones de la gente y con la discusión inútil, pero me vivo contradiciendo y hablando de temas que provocan e inducen a la discusión.
Así que no hablaré tampoco sobre arte, diseño, ni artesanía. Es un tema que hiere susceptibilidades, que provoca la caída de máscaras, la verdulería verbal, la dentellada subjetiva, y no necesito eso ni me interesa. De modo que seguiré metiéndome con quienes prefieren parecer que ser, pero de otro modo…
Sin embargo estoy claro en que no puedo ser tan tremebundo en la vida, porque dónde queda la facilidad ¿ah? Eso pregunto yo, dónde... Es decir que para qué hacer las cosas por el camino difícil si hay uno más fácil. Conozco un tipo más flojo que la cagada de una gallina que tiene unos abdominales de propaganda de perfume, y se los implantó después de una liposucción. Lo más depinga es que cada vez que la cerveza hace su trabajo de abultarle el ecuador, se pega una carrerita al esteticista (coño ‘e la madre) y queda como para hacer una telenovela.
Negar lo artificial es tan absurdo como negar la violencia, es decir, que existen aunque no me gusten. Pero que haya que convencer a la gente de que lo único que tienen para ofrecer sea artificial, comprado, y en calidad de implante…, me cago en el Steve Austin y en su mitad biónica, incluyendo su ojo, aunque se sabe que conservó su corazón de oro porque siempre usó el gringo sombrero blanco.
Negar que de las cuevas de Altamira para acá el arte haya sido copia sobre copia que con el tiempo y la pretensión de cada quién ha ido evolucionando hasta superarse a sí mismo con el bidet del tal Marcel…, no sé, no debería dar miedo admitirlo. Uno imita y aprende a hablar sin que se vea obligado a inventar su propio idioma…, claro, claro, está la personalidad y estilo de cada uno, claro, eso es así, pero…, prueba a usar un modismo no local. Hay que explicarlo, y habrá desde el que arrugue la nariz y diga que tú si que inventas pendejadas, hasta el que se sienta iluminado por un rayo sapiente… Caramba, hay de todo…
Dije que no hablaba más de arte, diseño, o artesanía, así que vuelvo al otro tema: Se ve que no es que los hombres no se hagan esas cosas (sigo con lo de ser o parecer, pero del modo más fácil posible. Que manía la mía, esa de explicar los chistes). Claro que se lo hacen y me da un susto de muerte, pues si ya no nos alcanza con joderle la pajarita a las mujeres y la estamos agarrando con nosotros mismo: ahora sí que estamos fritos… Pero no es de esto de lo que quiero hablar, ya me desvié otra vez. Luego me pongo ¿cómo fue que me dijeron? Ah sí, repetitivo y redundante, como si quién me lo dijo hubiera estudiado oratoria con Quintiliano, redacción con el que inventó la sacarina, y ortografía con Don Pedro Pablo Barnola. No me joda...

Lo que digo es que para qué monta uno esta revolución ¿para dar una vuelta? si al cabo de algún tiempo vas tener que regresar a donde estabas, con más años, más cansado, y teniéndote que hacer el loco cada vez que te oyes a ti mismo repitiendo como un personaje de Huxley la misma lección hipnopédicamente aprendida: ser alfa es bueno porque ser alfa es bueno. Eso si es que eres alfa, aunque al final sea lo de menos porque el razonamiento de todos modos no existe.
Me recuerda el decreto de Ventoso del año dos ¿o sería Fructuoso? (No recuerdo ni me hace falta la rigurosidad histórica de Carpentier) Qué fastidio.
Yo prefiero malgastar mi tiempo de otro modo, totalmente sin rumbo tal vez, acontecido muchas veces, aunque tranquila y azarosamente mía, sin miedo al plagio… Pero lo sé: no es más que una postura llena de soberbia y de ingenuidad de lo más infantil. Además me arrecho y pierdo el sentido del humor.
Pero es que tener que escuchar (y calarme) en pleno siglo veintiuno que la maestra del carajito de uno ordena lapidariamente que el niño tiene que cortarse el pelo como un hombrecito, y que las niñas son las que usan el pelo largo, y encima tener que explicarle al chamo que la justicia no es un concepto universal sino que cada quien tiene y aplica la que más cómoda le parezca, que en este mundo hay gente que aun vive en la edad de piedra y otros en pleno medioevo, con santa inquisición y todo eso le hace poner a uno en tela de juicio el completo de lo que ha vivido y aprendido.
Con decir que en estos días tuve que ir al colegio a buscar la patineta de Mateo porque se la habían retenido el fin de semana completo. Sí, ya sé que el chamo no tenía por qué llevársela al colegio máxime cuando se le ha dicho hasta el cansancio que no lo haga, pero el concha ‘e tomate del director se la retuvo de viernes a lunes impidiéndole disfrutarla durante el fin de semana: justo castigo, diría algún insensato.

Bueno, yo me enteré tarde y tuve que ir el lunes a buscarla. Le pregunté al señor coq ‘au vin que por qué se creía él con derecho a retener propiedad privada fuera del ámbito de su autoridad ya que esta se limita al horario e instalaciones del colegio. Me dijo desde el fondo de su caldero de pared gruesa que pusiera una denuncia en la lopna…, yo, claro, le dije con todas la letras que eso era una gafedad y que no iba a hacer una tormenta en un vaso de agua, total, ya le dije abusador y tengo la patineta debajo del brazo, así que tenga usted muy buen día, y me largué con viento fresco.
Sospecho que no me entendió. Será por culpa de tantas horas de cocción. No sé.
Por otra parte, y hablando de arte, artesanía, y diseño: tener que escuchar (y calarme como ya dije) que los barquitos que tú haces se parecen demasiado a los que yo hago siendo que ambos estamos tratando de representar (cada quién a su modo) unos barquitos que hace otro que a su vez copió a otro más lejanos todavía, porque los peñeritos de los pescadores son copiados de los que se hacían antes y que eran a vela, que a su vez fueron copiados de los que trajeron los españoles con la conquista, que a su vez copiaron de los árabes que a su vez copiaron de los fenicios, y así… Vaya al carajo ¿sabe?
Cómo carrizo le explico al chamo que este mundo sigue siendo sexista, injusto, y retardatario. Que conceptos como el de la segregación racial, la intolerancia religiosa, la homofobia, el plagio, y cualquier otro que implique diferencias son el negocio y siguen siendo los que rigen la vida. No así el de la corrupción y la hipocresía, naturalmente. Que al fin y al cabo todo este peo no tiene más finalidad que la defensa de la sacrosanta arepa de cada día. Tanto el peor de los fachos, como el sesudo intelectual solo argumenta por temor al hambre, de comida o de alguna otra. Y es así de simple, lo demás es retórica estéril. Joder. Me arreché otra vez.
Obviamente no todas las mujeres perdieron el tiempo malamente. Eso está claro. Me salió de esa manera (y no lo corregí) porque en los colegios que he tenido la desdicha de conocer, la normativa la hace cumplir férreamente una, o varias mujeres, de una categoría muy específica en la que muy bien encajan algunos hombres de hombros estrechos, brazos cortos, y culo ancho que suelen arengar en fa sobreagudo, y este no es de ninguna manera un comentario homofóbico. Sé bien que llevar las cosas a un nivel tan simplista no es necesariamente bueno, pero es que las cosas las veo y explico mejor en blanco y negro. Soy un tipo particular, tengo visión de perro. Ese es mi problema, como me dijo una vez un gran amigo, de esos que no son hipócritas pero que no se escudan en ello para ser maleducados e insensibles.
Lo de la desdicha no es exageración: el único colegio que conocí que era exactamente lo que yo imagino que debe ser un colegio resultó ser un fraude. El condenado corsario dueño de esa vaina nos timó a todos. El colegio era ilegal y lo cerró la zona educativa, que como hacen los extorsionadores, esperaron que el año fuera por la mitad para venir a poner la piedra de tranca y crear un señor caos.
Los demás, a la usanza de la RAE y otras víctimas de la burocracia, aun están usando los pantalones y corte de pelo de Yuri Gagarín, y no se te ocurra venirles con que invitaste a cenar a Sydney Poitier porque las hordas de frígidas damas no sé qué cosa con pantalones de tachón y blusas de tela de esa que cogen tremendo violín mínimo te torturan al niño hasta que lo tengas que sacar del colegio porque cómo es eso que vas a andar por ahí agarrado de la mano de tu esposa con esa pinta que cargan los dos de gozar el sexo sin que lo tengan que pagar en este mismo mundo sin esperar por el juicio final ni nada porque para eso es que ellas están ahí vigilando que nadie cometa pecado alguno… Birsia, me arreché otra vez. Tengo que hacerlo más a menudo porque digo las vainas de un modo que luego me da mucha risa.
Para muestra un botón: en estos días se suscitó un atajaperros con el ídem propiedad de Natalia. Su mamá (de la que nunca escribo porque tendría que pulirme los eufemismos y me da flojera pero Platón lo dijo por mí:[...] Digo de los injustos que en su mayoría, aunque escapen en la juventud, terminan siendo atrapados y parecen estúpidos al final de su camino, y cuando llegan abatidos a la vejez, tanto los ciudadanos como los extranjeros se mofan de ellos; acaban derrotados y convertidos en lo que el oído educado no quiere escuchar. [...].) regaló el perro a una vecina de nosotros (coincidencia sospechosa) con la que luego entablamos negociación para ver si le recuperábamos el perrito (más bien perrita) a la carricita que lloraba y lloraba sorbiendo hectolitros de mocos porque hasta le habían cambiado el nombre a Milú y le habían puesto Madona…

La cosa fue como hacer una diligencia en el ministerio de educación, y hasta tuve que graduarme por archivo (menos mal que soy pana de Fredy) entre timbres fiscales y vuelva más tarde que falta una firma y con cuánto fue que pasaste dibujo técnico, logré que la señora le regalara el perro a Natalia porque quedó claro que no se trataba de una devolución. En realidad le habían regalado el perro y ella no tenía por qué devolverlo, pero al ver a la carajita llora y llora, y porque en realidad el cachorro le molestaba, pues otorgó su venia.
Eso sí, primero me regañó porque tengo que limpiar mi patio, exterminar a fondo las garrapatas de la comarca, asearme las uñas y afeitarme debidamente. Además, ese perrito es muy fino y no es para tenerlo como ustedes tienen al otro (que también es otra) que anda por ahí jugando con los niños y montada en una patineta porque dónde se ha visto perro en patineta… Decía todo esto manoteando airada con la mano derecha haciendo como una cola de pez fuera del agua… Yo tragué grueso. Le expliqué algo sobre los Masai y la cacería del león, comenté que la luna cuando está baja se ve amarilla porque la atmósfera qué sé yo, me metí el perro (la perra) bajo el brazo, di las gracias en sueco y apreté a correr haciendo notar claramente que no iba en patineta desde hace más o menos treinta años…
Yo no sé. Yo no sé.
Existen los días en los que no tengo ganas de hacer chistes porque las cosas no me parecen lo suficientemente serias. Aunque tengo que admitir que es muy serio que muy poca gente quiera usar lo que tiene dentro de la caja craneal para dejarle algo bonito a sus hijos, porque el mundo está al revés y algo es bonito solo si se apega al manual de lo conservador (conservador de la sacrosanta arepa, ya lo dije. Sí, sí, y sí, sí soy redundante y repetidor y me sabe a casabe) y casi huyo por la izquierda.
Me gustaría proponer una vida sin culpas, porque no es necesario romperle la crisma a nadie. Una vida sin hipocresías, porque la verdad es más expedita y esto no lo aprendí hace mucho. Una vida con cabida para todo, porque el mundo es ancho y ajeno, como dice Ciro Alegría. Una vida en la que lo que no queremos tampoco nos angustie, porque aquello que no nos gusta no hace falta que lo compremos y ya.
El hombre no es más que lo que hace de sí mismo. Úpa Juan Pablo…
Yo jamás compro guanábanas ni chayotas. Al que le gusten, que le eche bola, pero que no cuente conmigo. Ya.
Es cierto que cuando me golpean, según quien haya sido, le devuelvo unos carajazos de antología. No me enorgullezco, y palabra que estoy trabajando en eso. Cuando me robaron el realero aquel de la constructora estuve a punto de darle un plomazo de Marlin calibre .35 al sátrapa que me trajinó, pero escogí no hacerlo y aquí estoy: limpio, pero feliz. No tuve que partirle el alma a nadie para seguir adelante.
Total que nunca salimos de la edad media. Seguimos respondiendo a patrones que se imponen por la fuerza del mandoble, la del negocio, la de los prejuicios fundados en la certeza de que todo lo extraño es un potencial oponente que los pondrá en duda y que terminará minándolos. No se les ocurre pensar en que muchos puntos de vista hacen al sabio perfecto. No eso no, porque así es muy difícil y hay que pensar mucho. No se les ocurre pensar que el decoupage viene del arte chino del siglo XII, que se puso de moda en la Venecia del siglo XVII, en Inglaterra en el siglo XVIII dónde extrañamente se bautizó con el nombre de The Art of Japanning, y que el nombre que tiene actualmente se estableció en Francia en esa misma época. No se le ocurre pensar que el sicodélico batiscafo de los escarabajos del ritmo tiene un copyright a favor de Apple Corp desde 1968, o sea, que lo inventaron hace un saco de años. Décadas ya… No, lo que importa es que todo sobre el triángulo se le debe a Pitágoras, y a mí tampoco me gustan las habas aunque el disgusto no me daría como para querer proscribirlas porque no hay que exagerar.
Yo me pasé una semana en Caracas y me vine saturado de ciudad. Comprendo (y me felicito) por qué la abandoné. Tengo allá mucha gente querida. Pero no conozco otro lugar tan deprimente como ese. No, no niego que lo habrá, pero yo no lo conozco. Allá las contradicciones y la injusticia le saltan encima a uno y se pegan como una rana platanera viscosa y fría. La gente decente debería irse de ahí antes de contagiarse.
Es territorio de la temible raza wanna be anorgásmica. Pero: Y sin embargo, si todos los deseos se vieran satisfechos en cuanto despiertan, ¿en qué ocuparían los hombres su vida, cómo pasarían el tiempo? Imaginemos a esa raza transportada a una Utopía donde todo creciera espontáneamente y los pavos volaran asados, donde los amantes se encontraran sin más demora y supieran permanecer juntos sin mayor dificultad: en semejante lugar algunos hombres se morirían de aburrimiento o se ahorcarían, otros lucharían y se matarían entre ellos, y así crearían por si mismos más sufrimiento del que la naturaleza les causa tal como es ahora. Y lo dijo Schopenhauer hace la tira de años…
Bueno, habrá que producir y ahorrar a montones para poder construir los castillos propios de los días que vivimos, en más de un sentido además.