“Sé que cuando
Tadeo comience
a cocinar de nuevo,
todo va a estar bien”.
Zoé.
(1993 y joderá por muchos años más, espero…)
Primero -como de costumbre- se va
al mercado a ver qué pescado hay. La clase de éste no depende lógicamente de la
pesca del día. Creo que depende de las acciones de la bolsa o algo más o menos
de ese abstracto estilo.
“Siéntete bienvenido en éste
taller. Las herramientas que tenemos aquí están a tu entera disposición cada
vez que las necesites. No tienes que preguntar”. Me dice Justin.
El único pescado que conseguí
entero, es decir con piel y cabeza, fue la tilapia y ya sabemos que la tilapia
es el animal más aburrido que existe. Es la chayota que aprendió a nadar. Es el
golf por televisión. Es el ajedrez por radio.
Laura ¿Me subirías el sueldo, por
favor?
Bueno, ya los mariscos los tenía
(el Pochochito y Mi Bella los habían traído de Sam’s especialmente para la
ocasión) y de muy buena calidad debo decir, pues se los encuentra en bolsas ya
limpios, cortados, y en proporciones más que satisfactorias metiditos en una
bolsa que da para más de seis comidas si se los usa con ponderación.
Sí, claro, pensé que nunca
preguntarías. Voy a consultar con Justin para cuadrar la suma y comenzamos la
semana próxima. Me respondió ella.
¿Qué más lleva la parihuela? ¡Ah!
¡Sí! El ají panca y el…, bueno, lo que consiga sobre esta misma tierra.
“Googleame ahí la lista de ingredientes un momentico, por favor”. Le pedí al
Cyberpochocho.
Estas ventanas nunca han funcionado
bien. Las fabricaron mal, les dejaron las holguras del lado equivocado. Creo
que hay que desmantelarlas y rehacerlas convenientemente. Me comenta Justin.
No, las que están mal puestas son
las bisagras. Si me dices cómo funciona esa máquina que no había visto ni en
películas, yo mismo las corto y las sueldo en la posición que debe ser.
Respondí.
A esto hay que sacarle sabor. Está
muy bonito todo, sí, pero el sabor le queda lejos.
¡Miércoles! Esta máquina es
enfriada por agua y la intensidad la regulas con un pedal. Es como soldar con
un carro de carreras… ¡Lo que haría el bueno de José Jesús Díaz con ella!
Entonces al horno con las tilapias
envueltas en limón en rodajas, mantequilla y perejil, a ver si logro extraerle
la humedad con este puño de sal marina. Hoy tengo ganas de quebrantar mi regla
única de cocina que es nunca tener ingredientes en común entre componentes…,
total, las reglas son para los que venden toallas sanitarias…
Detesto la presbicia. Tengo que
escoger entre la seguridad o poder ver. Si uso mis anteojos veo, pero no me
protege los ojos de los desmanes del esmeril histérico este. Si uso los
anteojos de protección los platos rotos los paga el trabajo porque no veo un
coño. Veré si consigo una careta más bien.
Conseguí una variedad de ajíes
húngaros, españoles, y mejicanos a dólar la unidad (hay que usarlos con mesura
y exprimirlos a todo dar). Al horno con ellos barnizados con manteca de cochino
y aceitito de olivitas. Luego al chino, como bien aprendí de Mercedes Oropeza.
Necesitamos más luz aquí. Luz y dos
o tres toma corrientes… Dame carta blanca para inventar porque afuera están
lloviendo helados y tostones y no tengo ganas de ir a comprar nada. En este
edificio hay cachivaches suficientes como para hacer sobradamente la
instalación que necesitas, y tres más, por lo menos.
El fuego, necesito el compromiso
con la llama viva que significa cocinar en el sentido más primitivo de la
expresión del amor. La llama viva para extraer la capsaicina de los habaneros.
Leo Garcés me explicó muy bien el uso del fuego en la cocina sin destruir
moléculas, y el concurso del carbón en todo el lio…
Taladro, destornillador,
localizador de studs, serrucho, y hasta lámparas inalámbricas. Ya no puedo
decir que no hay nada más fastidioso y atravesado que el cable de la lijadora,
pues tampoco tiene ¿Puedo usar este cable? Nunca he visto que lo usen para
nada. Sería bueno, tiene la longitud y el calibre perfectos.
Ok, la idea es extraerle por
separado los sabores puros a cada componente y luego ensamblarlos en el plato.
Necesito un catalizador para que la reacción sea congruente y no un señor
disparate.
Caramba con esta gente que tiene el
sentido de la estética enfocado en un solo punto. Esta lámpara tiene que quedar
paralela a la pared porque si no, no voy a poder dormir con tamaño desatino en
mi haber. Hay que estudiar ese ángulo. Aquí tengo la “Swanson’s Speedline”
perfecta para eso… ¡Qué maravilla es esta escuadra!
Ángel Sánchez. No el de los trajes
de novia, no. El del restaurante en Galipán. Ajo sin el germen, como dice
Arguiñano. Mantequilla, rodajas de limón con la concha. Perejil rizado por
puñados. Sal, y el extracto de los habaneros. Al horno hasta que tengan la
textura de un chutney. Luego, como es mi costumbre ya, a pasar por el chino se
ha dicho… ¿Qué dónde fijé la pectina? Muy buena su pregunta, pero vuelva a
leer…
¿La otra lámpara? ¿La de vapor de
mercurio? ¡Verticación! Ese perolón no me gusta demasiado. Es como una señora
gorda desmayada a la que no le gusta que la toquen mucho ¿cómo la levanta uno
del suelo entonces? Es inevitable tener que meterle la mano en algún pliegue
para anclarla convenientemente y poder izarla sin pellizcos de por medio.
Dejarla ahí no es ninguna opción. En fin.
¿Apio? Nojoda, parsnip turnip o
algo así… Lo que sí hay y por bojotes es batata ñema ‘e huevo conocida aquí
como sweet potato… Al horno con ella así mismo, con todo y concha.
Guantes, a la gorda de dos mil
vatios le gusta es que la agarren con guantes ¿BDSM no le gustará también? ¡Mi
madre! Los peos en los que uno se mete… La voy a amarrar con este mecate para
que se quede quieta mientras cuadro los tornillos sobre la tapa y hago la
conexión con el cable del carrizo que me quedó corto… Siempre tomando las
medidas sobre un San Bernardo…
Tomatillos de los que vienen con el
tallo y que están a 0,89$ la libra. Cuatro libras de ellos a hervir en la olla
con el tallo del céleri, el parsnip (¿o es el turnip? Como sea, es lo más
parecido a un apio que hay por estos lados), y la zanahoria. Horas y horas para
que se desbaraten bien los tomates. Ciertas correcciones en los niveles de
ácido y el dulce son pertinentes en este punto, y en medio acuoso para mayor
efectividad.
¡Cable 10AWG! A quién se le ocurre…
Bueno, para lámpara gorda, cable gordo, digo yo… ¡Caramba con la gorda!
¡Prrrggh! ¡Perdón! La bicha pesa… Esta escalera, esta escalera, wobble-wobble-wobble…
Si le hubiera hecho caso a mi madre hoy sería torero y viviría alejado de todo
peligro ¡Pues sí!
Cangrejo rey proveniente de Alaska.
La parte gorda a la olla con los tomates, y las patas y pinzas junto con los
demás mariscos en el último momento para que no de me aburran ¡Hey, las
tilapias! Hay que quitarles la piel y los huesos, y disponerlas en trozos en
plato caliente… El extracto líquido (apenas una taza, qué pichirres las
tilapias) va al puré de pimientos reservado en plato caliente también…, paso
previo sea dicho, por el chino de rigor. Claro.
Estos tipos son unos genios. El
invento de las caperuzas estas para hacer las conexiones eléctricas son un
tiro. Se pueden hacer con una sola mano mientras con la otra sujeta uno
cualquier parte de la gorda resbalosa esta… Menos mal que tiene dos mil vatios
y eso lo compensará todo finalmente cuando la luz sea hecha.
Albricias y mil dones a Stella
Artois. Es fuente de frescura y buena inspiración en la cocina que me halle. También
me ayuda con el desparpajo y es por esto explico el plato con la soltura que
aprendí de Sumito Estéves: hablar de nada y de todo al mismo tiempo que se
cometen errores en la cadena de montaje, sonreír de oreja a oreja con los
ojitos chinitos mientras se cuenta la historia de las especias la ruta de la
seda y del padre Mateo Ricci, para finalmente alzar la copa del divino
sustento. Pana, eres grande…
Estos tornillos son de acero de
verdad ¡Caray! Mira como pasan la hojalata esta como si fuera vinyl. Qué
potencia la del destornillador inalámbrico este. Tiene más torque que mi carro.
Impresionante… “¡No, no he terminado!”… “¿Ahora qué será?”… Bueno, como les
decía: puedo colgar la gorda de estos cuatro tornillos sin temor de nada.
Quedaron como para guindar un chinchorro de cuatro plazas… ¿Swingerchorro?…
¡Uy! Qué imaginación tan incorrecta la mía…
¿Qué me aconsejaría mi querido
amigo Hellbrunt Quintero para que este plato me quede guapísimo? ¡Que de vainas
tiene mi amigo!... ¡Ah! Verde intenso sin alusiones garcialorquianas para que
contraste con los distintos tonos de rojo y el amarillo de la sweet potato:
céleri con todo y hojas así como el perejil con todo y tallo. Un solo corte
pero menudo. Para que no se me oxide mientras espero el ensamble, unas gotitas
de limón y un par de vueltitas.
La lámpara está colgada
correctamente y paralela a la pared cercana. La conexión del cajetín también
está. Me falta llevar ese cable por la misma escalerilla que usan los tubos
conduit y bajarla por un stud de aquella otra pared, la opuesta, para la
instalación del interruptor y los cuatro toma corrientes. Piece of cake…
Ahora viene la parte arquitectónica
del asunto, la parte de diseño gráfico, la parte maricona de la vaina: la
escogencia de los colores, el orden del ensamblado, apelemos a Marcel Gonzales (sin
alusiones malintencionadas) y a Elena Ibarra (como compensación) en una sola
avanzada para lograr una inspiración digna de Hundertwasser… ¡Viva Piccasso!
¡Que la inspiración me agarre trabajando! Profesor Ernst Neufert, profesor de profesores,
nunca me cansaré de agradecerle.
Ahora la norma: La fase conecta en
el lado chiquito del toma corrientes y los puentes se hacen con esta laminita
que está aquí ¡qué grande la revolución! Y el neutro en una sola cascada de
éste otro lado sin aviso y sin protesto, y sin enmienda pa’ que sean serios…
Buéh, me tendré que saltar un pelito la norma porque el retorno (la fase
controlada) lo haré con este cable verde que está aquí y la tierra con este que
está más corto y que es de color ojos de perro corriendo ¿Se acordará Suntay de
eso? Lo dudo… En fin, esto va a funcionar de rechupete…
¿Te acuerdas de Gaby Ochoa? ¿Te
acuerdas de la crema de leche y de la mantequilla? Bueno, es por eso que la
base de los pimientos es liposoluble, y el caldo es hidrosoluble. Ya vas a ver lo
que pasará cuando lo ensamble… Bueno, hasta donde Stella Artois me lo permita.
Digo, mantener el orden en la pea es trabajo peliagudísimo ¿Eh?
Doscientos días viviendo en este
país, todos con saldo constructivo. Aquel maremágnum de información que
revoloteaba en mi cabeza como los libros de la biblioteca de la Universidad
Invisible de Ank-Morpork, va consiguiendo sosiego… Desde manejar un equipo
peligroso hasta preparar una sopa… Se siente como se debe sentir (si sintiera)
una puerta con brazo hidráulico: si la empujas se pone reacia, pero si la dejas
tranquila se cierra sin esfuerzo.
Un plato hondo de color azul oscuro
intenso. Un cazo de cerámica fulgurante más bien. Unos trozos de batata
(amarillo ocre brillante) cortados groseramente como las papas riojanas de
Carlos Palacios, unos trozos de tilapia blancos como unos muslos que yo me sé
(para nada aburridos), luego el caldo con los mariscos bañando los trozos ya
colocados…, en el centro de este mejunje una porción del puré oleaginoso de los
pimientos que no se mezcla con el agua porque el aceite es más liviano ¿verdad,
Juan Pablo León? (Por cierto, pana ¡felicitaciones! Se feliz)…, un puñado del
verde intenso del célery-perejil, y por último, coronando este experimento: una
cucharada del chutney de ajo y capsaicina (¿adivinan dónde puse el
aji-no-moto?)… Cuando uno no sabe que algo está ahí, el cerebro no lo registra…
Es interesante, pero la gente que detesta el picante se lo come cuando no le
dices dónde está… Vainas de la vida ¿Eh?
Finalmente está la gorda de los dos
mil vatios pendiendo de sus cuatro acerados tornillos kriptoníticos. Si lo ves
de abajo para arriba y le pones imaginación, podrás ver los cuatro elefantes a
lomos de la Gran A’Tuin llevando el Discworld en su navegación a través del
Multiverso…, pero no es necesario…
“¿Por qué los ensamblas todos de
distinta manera?” Es la pertinentísima observación de mi científico amigo…
“Porque Stella Artois me lleva por el camino de la incertidumbre aquí dónde tú
me ves”… “Eso lo explica todo”… “Sí, pero no explica por qué me puse el
delantal negro de estilo profesional, y no el que me trajo mi hermana de Italia
con el cuerpo del David de Miguel Ángel”… ¡Jeje!
Laura por favor ¿vendrías a ver si
te parece bien como quedó esto? Ya la luz se hizo… ¡Uy! ¡Qué sitio tan
deprimente es éste! Nunca lo había visto tan iluminado y no me había dado
cuenta… “Está bien, pero ¿te parece suficiente luz para trabajar?”… “¡Sí, sí,
por supuesto! ¡Está awesome, you rock!”… Cierto inconfesable rubor se me trepa
de los pómulos hacia las sienes, pero nunca lo admitiré, y si lo repiten por
ahí, los desmiento… Son ciento veinte días hábiles trabajando aquí, y me
encanta.
La parihuela deconstruida fue un
éxito. No fue ciertamente una parihuela, pero quedó muy bien con su tilapia
aburrida, sus pimientos internacionales importados todos del vergel
californiano, sus mariscos de bolsitas proporcionales, sus cangrejos del mar de
Bering siempre de un día inexacto por culpa de la línea de cambio horario pero
siempre celebrando mis exactos doscientos días aquí, según la hora del midwest…
Pienso en mis amigos, los que me
han enseñado tanto y tanto en la vida (principalmente en Gabriela Ocanto, mi
maestra y deidad particular). En todos y cada uno de ellos y en todo lo que
ahora sé. Pienso en la cocina, en el fuego, en la alquimia de los sabores y de
las relaciones humanas, pienso en las edades (las de Lulú y las mías propias,
digo, para no pasar por tilapia) de cada relación, pienso en los tomates, en el
aceite de oliva, y termino por creer que el sentido de las cosas tiene un
sentido más grande que el sentido mismo, y como le pasó al joven Ernesto de la
película de Aristarain, a su regreso a Valle Bermejo, ahora sé que sigue verde
mi pastito interior…, mi lugar en el mundo…
Una nueva luz sobre viejas rumas,
una desusada composición para viejos ingredientes, una ruta opcional para los
mismos viejos destinos, un mismo compromiso para con los mismos amores, viejos
y nuevos…
Nunca pensé que diría esto: Es
lindo estar vivo…
Gracias.