domingo, 1 de diciembre de 2024

Dystopia? I don’t believe so.

 I have witnessed this before, in numerous countries around the globe, where individuals with no respect for the laws, but a deep understanding of how to manipulate them, have used democracy as a paved road to absolutism. The list is extensive and significant. Nowadays, it seems to be a trend.

I will refrain from naming specific individuals, as a brief web search would suffice, but instead, I can describe a speculative path a new government might take to achieve absolutism.

So, here we go:

  1. We have observed an alarming increase in religious interference in governmental affairs.
  2. Ignorance is gaining more space in social media and daily life. Examples include flat earthers, anti-vaccine sentiments, alternative truths (or whatever they call them), the pressure to defund public libraries, book banning, etc. Such people love to have a leader to follow and, unfortunately, they have forgotten the disastrous consequences of leaders like Hitler and Mussolini.
  3. Controlling the legislative branch by appointing obscure judges.
  4. Now, they have control of both the Senate and the House of Representatives.
  5. The entire government staff comprises cronies and individuals fully committed to the wrong interests.
  6. They came to office using inflation as their primary issue. This aspect is crucial.

The die is cast.

It is well known that “ordinary” people do not use logic when casting a vote. Instead, they rely on emotions. Emotions are powerful and, like a battering ram, will demolish whatever stands in their way, regardless of how well-informed, logical, or accurate it might be. This reinforces terms like “wrath of God” and other similar expressions.

Certainly, I am dividing people with the simplistic dichotomy of "us" versus "them." Please forgive me for that oversimplification; it is merely a manner of speaking. In many instances, we overlook emotions, making a regrettable mistake. Life is, and should be, filled with emotions; otherwise, we miss out on important aspects such as the joy of living, among many others.

But let me return to the main analysis:

  1. The church is not always about God. More often, it is about power. People tend to be believers, and this tendency deepens inversely proportional to their educational level. Thus, religion becomes a tool for controlling people. I am not attacking God.
  2. Giving ignorance a strong voice entitles people who have felt ignored and dismissed to express whatever their emotions dictate. This situation creates distraction, pressure, and the critical mass of electoral votes needed. We have just witnessed this phenomenon.
  3. The decision to overturn Roe v. Wade was not based on religious concerns. They used religious principles to inflame emotions, secure votes, and ensure a supply of cheap labor for the economic system. Simultaneously, they appointed judges who would support any constitutional amendments needed to remain in power indefinitely.
  4. You might argue that this is not possible in the USA because it would require a three-quarters majority in both the Senate and the House. However, I remind you of two facts: they already control both chambers, and anyone needed to achieve that majority can be purchased. I am not against money as a tool to obtain what we need or want, but when money becomes the purpose itself, we are no better than those who are for sale, regardless of the cause.
  5. The nominations of the secretaries clearly illustrate the above points. No further comment is needed here.
  6. Interestingly, they chose inflation as the hot topic to drive people. This was a poor logical choice that worked beautifully due to the emotional vote. Simultaneously, it creates the perfect scenario for the final touch: military intervention. The next government's actions will undoubtedly increase inflation, create social turmoil and violent demonstrations, providing the ideal excuse for military involvement.

You might think this individual I am talking about is not intelligent enough to figure it all out. You might say he is as dumb as a knob. However, you would be dangerously wrong. He will throw out all kinds of distractions to keep us busy behind the smoke screen, coping with the cacophony. This will keep us distracted. Meanwhile…

On the other hand, I could be mistaken.

 

lunes, 16 de enero de 2017

Nueve.




¿Para qué evadir la realidad si ésta sólo existe si nosotros mismos la creamos?

No falta hace ponerse cuánticos ni mucho menos esotéricos, es una cuestión de punto de vista.

Si es verdad que interpretamos los estímulos y con eso nuestro cerebro se inventa todo el escenario para qué nos evadimos entonces con subterfugios artificiales.

Suelo cruzar la ciudad en mi moto y no me pondré puntilloso aquí, pero la cantidad de gente que maneja su carro mirando la pantallita de su teléfono me carga siempre a la defensiva porque yo estoy ahí justo en frente de sus parachoques y no me registra su realidad virtual, y si me pisan no me puedo recargar la vida recogiendo un corazón que está en un pasillo de mi recorrido ¿me explico?

Hay una esquina ahí en la tercera y Broadway que cuando uno la cruza de sur torciendo al oeste debe preocuparse de los carros que vienen hacia el sur cruzando a match 1 y en bajada en sus juegos de video, o en sus whatsapp, y de los peatones que cruzan hacia el norte también caminando en sus granjas virtuales del facebook. Es un reto, porque el que viene detrás de mí me carga correteado para que pase antes de que cambie la señal de cruce y como tampoco salgo en su pantallita, si me pisa ni se entera.

Aquí no es como allá, que me puedo bajar de la moto, darle una patada a su puerta y arrancarle el retrovisor. No, ni de vaina. Aquí si pasa cualquier cosita me las tengo que arreglar con los abogados de las aseguradoras, me suben las primas, me joden con el deducible y adiós luz que te apagaste.

En consecuencia ando navegando una matriz que no es enteramente la mía y eso me hace pensar en la pregunta al principio de este texto, y en cómo crear una realidad en la cual no tenga que evadir los parachoques de las otras evasiones.

Es decir que son realidades virtuales o no que se me hacen demasiado sólidas aún para una interpretación.

Sin embargo me parece que no es que ande descaminado sino que aun no he andado ese camino lo suficiente.

Trataré de explicarme.

Uno crea la realidad en la que vive ya que esta es una interpretación basada en la percepción que nos entregan los sentidos y el bagaje de cada quien. Es decir, que uno percibe una serie de, digamos, estímulos, y los compara con las experiencias y teorías, y elabora una cosa ahí a la que toma por la realidad que está grandemente condimentada con sentimientos.

Y mi realidad está llena de gente que se evade de ella de un modo que muchas veces me intriga y hasta me llega a hacer sentir en peligro dependiendo del contexto.

Curiosidad con un dejo de reprobación, y sensación de peligro. Interesante.

Cuando era niño aprendí a correr delante de la ola como estrategia para evadir padres un poco más irreflexivos de la cuenta y una escuela católica sumamente desagradable. Las consecuencias de una habilidad tan exitosa a una edad tan inmadura generó una tendencia a la que le debo en gran medida mi mutabilidad, mi facilidad para desarraigar y moverme, y adaptarme, y volverme a mover si las condiciones vuelven a enrarecerse.

Se desarrolla una capacidad de observación que funciona en distintos niveles pero que no es infalible. El asunto está en que parte de la observación se hace con los sentidos, pero también está la comparación con el archivo, y está claro que no todo lo tienes ahí. Ni las situaciones ni las combinaciones posibles de estas las puedes tener todas porque habrá alguna que no has llegado a vivir aun, como también puede suceder que comenzaste a observar cuando ya era tarde o dicho de otro modo, entraste al cine con la película empezada.

De ahí que la capacidad de observación por grande que sea no es garantía de infalibilidad. Sin embargo, tenerla es mejor que no tenerla.

Se aprende con el tiempo a romper el juego, es decir, que aprendes a decir o hacer lo necesario para cortar la cadena de sucesos que llevan al desastre.

Esta habilidad tampoco es garantía de que no habrá conflicto porque está también el interlocutor que te toma por antipático, indolente, o qué sé yo qué más, mentiroso por ejemplo, creando rencor en su realidad ya que nunca quieres jugar su juego, y un hábito que termina por hacer al monje. Queriendo decir que terminas por reaccionar así sin ni siquiera pensarlo y peor aun, sin necesitarlo.

Siempre he pensado que cuando te defiendes sin haber sido agredido te conviertes en el agresor, y eso es pésimo para la creación de una realidad más limpia, digamos.

Claro que uno no tiene por qué cargar con la inmadurez de los demás, pero de lo que estoy hablando es de la creación de una realidad en la que la realidad de los demás no te ponga a ti en su juego de video, o algo así.

Y aquí está la reprobación otra vez: “El infierno son los demás”.

Esta es la parte que quiero trabajar porque los demás también son mi creación y no tendría por qué crear unos compañeros de excursión tan fastidiosos ¿no?

Hasta ahora lo que he hecho es moverme. Si no me gustas, me voy y ya. Creo que en líneas generales ha estado bien porque he evitado problemas más profundos, sin embargo, como daños colaterales me he alejado también de gente de la que no quería alejarme, y en algunos casos de gente de la que no hubiera querido tener que alejarme aunque ahora me alegro en cierto modo de haberlo hecho.

Suena enrevesado.

Pero otra vez, si mi realidad la creo yo ¿por qué he creado una realidad en la que he tenido que hacer esas cosas?

Por el otro factor de la ecuación realidad: el bagaje.

Uno vive, se equivoca, lo medio arregla, y aprende. También cuando se acierta se aprende aunque tarde un poco más ya que toda estrategia por exitosa que sea alguna vez falla y ahí  se presenta la oportunidad para aprender.

Eso que aprendes se guarda en un archivo inmenso que es el cerebro. Es tan inmenso éste, que cabe el universo y “todo lo demás” en él.

Y en ese “todo lo demás” está también ese bagaje que menciono: es todo lo que cargas, creado, tomado, asumido, aprendido.

Manías, fobias, miserias sí. Pero también otras cosas que se le oponen y equilibran haciéndonos gente con habilidades sociales, es decir, con la capacidad para vivir con las demás personas ahí mal que bien por mala persona que seas, o lo mal que te puedan a llegar a oler los pies.

¿Sí me explico?

Conozco personas, insignes, probas y paradigmáticas, que viven encerrados en una burbuja de yoísmo tan impenetrables que no evolucionan, no cambian, perseveran en su inmutabilidad a todo costo. Hablar con ellos es como ver la televisión sin capacidad de cambiar de canal, ni bajarles el volumen, ni apagarlos. Una especie de tortura china que a mí me hace, ver un poquito, sonreír con desgano, y huir tan lejos como pueda.

A veces estas personas son unas que yo quiero y el tener que alejarme me lastima un poquito. Pero alejarme me lastima menos que quedarme así que adiós. Esto ya lo dije.

Ahora pienso en consecuencia y me pregunto: “¿Qué puedo hacer por mi realidad para crearla de manera idónea?”

Tengo la respuesta: “reinterpretar mi bagaje y ajustarlo a mi edad”.

Sí, todo lo que tengo en mi cerebro lo he adquirido en el pasado y el pasado ya no existe (ha dejado unas marcas aquí para que yo tenga material para echar cuentos, inventar vainas, y solucionar problemas más que todo, pero está dentro de mi cabeza por decirlo de algún modo. No es real en el modo material de la realidad si es que tal cosa de hecho existe. Bueno, al final de cuentas y para recortar un poco vamos a decir que no le otorgo al pasado el estatus de realidad para que mi teoría cobre sustancia, ultimadamente) y de lo que se trata aquí es de crear una realidad en presente contínuo, mi bagaje tiene que evolucionar, mis estrategias tienen que ajustarse, mis capacidades deben ser centradas, sólo así podré crear una realidad en la cual yo no esté frente al parachoques de alguien que se está evadiendo de su realidad.

En lo personal este año que pasó fue uno que me hizo trabajar mucho, lograr mucho, y pensar mucho. Un año agotador, revelador, y renovador.

Sé que entre las decisiones que hemos tomado, la de no correr más es la más constructiva de todas. Constructiva en más de un modo, y en el más grande de todos.

En el de crear la realidad en la que uno es enteramente uno sin evasiones.

Y sí, también me comprometo a crearme unos idóneos ustedes para, digamos, poner mi granito de arena y así todos felices.

Feliz 2017.

lunes, 30 de mayo de 2016

Ser o no ser infantil, y guapear con las consecuencias.




A Republic, by definition as far as I know,
is a place governed by the rules, the laws.
To have a republican party supporting
somebody running for president
that have had already offered to break the rules,
is the same kind of nonsense than to have a
democratic party supporting a King
or a dictator for president.
The kind of thing that only a fool or
a childish ignorant could submit”.

Me.
A couple of weeks ago after a decent amount of good beer.
Cincinnati, Ohio. 2016.


Me preocupan tantas cosas en este momento que si empiezo a enumerarlas me van a pasar dos cosas en el siguiente orden: me va a dar un ataque de ansiedad por el poco control que tengo sobre ellas, y por lo mismo me va a dar un ataque de intrascendencia por estarme preocupando por cosas que no puedo remediar por la razón que sea.

Nunca me había dado un ataque de ansiedad que yo recuerde, y tengo que remarcar que mi memoria sigue siendo muy buena.

¡Qué cosa tan re-mala es un ataque de ansiedad! ¡Caray!

Me ha puesto a pensar lo suficiente como para que las respuestas que he encontrado hurgando en mi cabeza me lleven al borde de un ataque de ansiedad perpetuo.

Sin embargo tengo que decir que ahí mal que bien he ido logrando, con mucho apoyo de mi esposa y algunos amigos aun sin que ellos tal vez lo sepan, mantenerme en mis trece y hacer de señor civilizado.

He estado encontrando cierta desconexión entre la ética teórica y la aplicada ahí en donde, después, con el tiempo viene y aparece un nódulo de angustia.

Para mí, lo que causa esta desconexión es la visión, la concepción infantil de las cosas. Es decir, el maniqueismo, el on-off, el blanco y negro, lo bueno y lo malo, en pocas palabras: la ausencia de matices.

En estos días estoy tramitando mi licencia de conducir motocicletas en este país por lo cual he tenido que estudiar todo lo que te ponen a estudiar aquí. Es un gorro, sí, lo sé, pero a quien algo quiere, algo le cuesta.

Leyendo y leyendo he encontrado, pues sí, toda la información teórica que necesité para presentar el test, y gotas de sabiduría práctica que me sorprendieron muy gratamente por lo aplicable a este momento de mi vida.

Voy a mencionar sólo una de esas frases que es la que aplica al tema: “En todo accidente siempre hay más de un responsable”. Alguien decide cruzar la intersección con la luz roja, y el otro decide arrancar sin chequear si nadie viene. Eso es todo lo que se necesita para un accidente.

Sí, usted puede alegar que el primero es el culpable si quiere, pero eso no le quita responsabilidad al segundo. Por lo tanto no pierda tiempo en discutir, llame a la grúa, a su seguro, y apechugue.

Toda esa mierda de que el infierno son los demás viene de cuando éramos niños y la mamá venía a darnos unas nalgadas por algún desastre que hubiéramos hecho.

Algunos se quedaron ahí hasta ahora y siguen culpando a la mamá, al papá, a los hijos “oveja negra” (¿eh?), al vecino, al gobierno, al sistema, a dios o al diablo, al karma, y hasta ¡a los astros! Pues sí ¿no?

Por ahí vi en alguna parte uno de esos artículos tremebundos en los que se aseguraba que el seguir órdenes aligera la consciencia. Es decir, que si yo piso el botón rojo de las bombas apocalípticas siguiendo orden de otro y me cargo la humanidad entera, tan tranquilo ¿ah?

Ahora en Venezuela y porque esa manga de hampones se hacen llamar socialistas, el socialismo es malo y automáticamente el capitalismo es bueno.

Como el párrafo de Terry Pratchett donde uno de sus personajes le exige al otro que tome partido con la irreflexiva máxima de, que si no está con él está en su contra, y el otro le responde “sí, cómo no, resulta que como no soy manzana, soy banana”...

Vengo de una larga experiencia con ese tipo de comportamiento, y si algo he tratado de hacer ha sido el superar esa limitación.

Mi familia, salvando excepciones remarcables, pongámoslo en términos eclécticos, sufre de ese estigma en un gran abanico de matices.

No, tranquilo, que no voy a apalear a nadie. No me hace falta.

Pero sí diré que crecí en un medio en el que la matriz de opinión, la tendencia, era que “nosotros somos los que sabemos cómo se bate el cobre y los demás son malos, toscos, feos, brutos, insensibles, y que la gente como nosotros es la que debería gobernar el mundo”. Bueno, no exactamente, pero exagero sólo un poquito. Muy poquito.

Infantiles y echones con una clara propensión al fanatismo.

Ahora les digo, tanto pesa esa formación que tras unos treinta años de estar deshaciéndome de eso todavía aparecen unos “ruipitos” infantiles, unos vicios de la mente, unas adicciones, unas viejas costumbres, a causarme ansiedad.

Pero no, espere un momento, déjeme explicarlo mejor.

Vamos a preguntarle a un Noruego que nunca ha salido de Noruega cómo funciona el socialismo. Tráete a ese señor para acá y házlo vivir aquí un par de años y vuélvele a preguntar.

Agarra a Diosdado y ponlo a vivir en, no vayamos tan al norte, en Francia. Que tenga que trabajar y cumplir las leyes.

Pon a los curas pedófilos a vivir en, bueno, búsquenle ustedes sitio.

Ponga usted a ese personaje que todos tuvimos cerca alguna vez que pontifican de ética y moral, y tuvieron familias paralelas (¿ética?), hijos escondidos (¿moral?), y otras lindezas del estilo, a gobernar el país y a decirle a usted cómo es que usted TIENE que hacer las cosas.

No señor, usted no recibe órdenes de nadie. Usted se sienta, piensa, saca unas conclusiones basado en su experiencia, y actua.

¿Que igual se va a equivocar? Sí, claro, se llama vivir.

Pero por lo menos va a protagonizar su propia vida.



P.D.: esta carta es un ejercicio casi que para mí mismo.







domingo, 24 de enero de 2016

Ciudadano Luis.


«Ser ciudadano significa ser titular
de un poder público no limitado, permanentemente:
ciudadano es aquel que participa de manera
estable en el poder de decisión colectiva,
en el poder político.
Mientras que a quien se le llama ciudadano
es a todo aquel individuo que sea capaz
de ser tal».

Aristóteles.
Política. Libro III.

Vamos a ver esto de crecer, de hacerse adulto, si me permiten la barbaridad por un momento, como un constante atravesar la construcción y la destrucción alternativamente a lo largo de toda la existencia.

Se nace y se crece apuntando más o menos hacia una dirección. Durante ese andar uno se acostumbra a una realidad que súbitamente se auto destruye llevándose consigo una parte importante de lo que sería aquel primer intento de individuo.

Recuerde que me está permitiendo la libertad de decir esta barbaridad.

La realidad es una sopa que incluye los ingredientes, la olla, la cocina y el fuego, el cocinero, el agricultor, la familia de estos, el planeta, y no para hasta todas aquellas realidades posibles dentro de la infinitud contenida en el universo y sus múltiples versiones.

Así, el cerebro humano mismo es ese multiverso en el cual se cruzan durante la brevedad de un evento, todas la posibilidades juntas. Sí, también la de la ruptura, la destrucción, en fin, que la entropía es un asunto de cuidado.

Y es por eso que me atrevo a exprimir su indulgencia, escribir sobre esto, llegando inclusive a atreverme a compartirlo.

Pero basta de cautela ¡Abajo los timoratos!

Sí, positivamente. Uno se hace, se rompe, se hace, se rompe, y en el proceso gana y pierde algo. Como en los divorcios.

Decía uno que fue amigo mío, que “después de todo uno se casa porque se enamora”... Aunque la cita parezca atrabiliaria en este momento, yo sé por qué la pongo aquí.

Me doy cuenta de que todo está relacionado y es más que una simple frase.

Todo está relacionado. Que no seamos en un momento dado capaces de establecer la relación no le quita certeza a la frase. Es cuestión de entenderlo así, sin más.

Uno ha venido siendo más o menos entrenado en el razonamiento lineal. Algunas personas incluso pueden correr ideas en, digamos, paralelo con otras expandiendo geométricamente las relaciones entre ellas. Esa gente son consideradas inteligentes a niveles de genios y estoy de acuerdo.

Para mí, las personas que establecen relaciones de ideas a esos niveles me encantan y las admiro, pero se puede ir más lejos.

Las líneas de razonamiento focales y unidireccional producen claridad y son muy útiles para resolver pequeños enigmas del tipo matemático. Tienen su nivel de uso y eso resulta indudablemente apreciable. Pero suelen crear como sub-productos puntos de honor, ideas fijas, principios inamovibles, manías, fobias, neurosis, hasta terminar siendo presas de sus propias creaciones, y esto ya no es tan admirable desde mi punto de vista.

No sé. Estoy empezando a presentir un nuevo proceso mental ocurriendo en mi universo, mi cerebro, mi realidad, como más les guste llamarlo y estará bien porque todo está relacionado después de todo y podría llegar a resumirse en una sola palabra la cual sería modulada según el sentimiento que produzca que también vendría a ser otro espejo.

Pero no perdamos el hilo.

El viernes pasado, 22 de enero, tuvo a lugar el acto de juramentación que me acredita formalmente como “Ciudadano” de este país.

Había predicción de tormenta de nieve que nunca ocurrió. Inclusive, el frío amainó un poco.

Fuimos conducidos al sótano de una enorme iglesia de dominicos que también tiene un colegio, y allí, junto con sesenta personas provenientes de todos los rincones de este planeta, recibimos la ciudadanía.

El acto, que yo esperaba meramente burocrático, se convirtió en algo bastante emotivo con un coro de niñitos cantando todas esas canciones que son tan de aquí, una tropa de boy scouts puso y quitó las banderas, la jueza a cargo mostró los certificados de inmigración de su abuelo y su abuela que vinieron de Italia antes de la segunda guerra mundial... Los hijos de la Revolución estaban ahí con sus uniformes, el representante demócrata mandó una sustituta y el republicano solo mandó un papel que leyó una niña del colegio. Cantamos, juramos, escuchamos, etc.

Gente de Bután, del Perú, de La India, de Colombia, de Ghana, de Canadá, de Nepal, de Reino Unido, de Corea del Sur, de Venezuela, de China, de República Dominicana, de Filipinas, y de diez países más que ahora no recuerdo ni hace falta tampoco, estábamos ahí juntos saltando de una realidad a otra con nuestros respectivos niveles de conciencia.

Recordé, como dicen que recuerda aquel que va a morir, toda mi vida. Toda. Recordé todo en cosa de, digamos por decir algo, minutos.

Recordé todos y cada uno de mis puntos de honor, mis fobias, mis neurosis, mis ideas fijas, y las vi despedirse de mi. Vinieron a presentar respeto y a participarme  con deferencia que no cabían en el nuevo orden de las cosas, que gracias por todos esos maravillosos años de angustias sin sentido, que fueron muy bellos, pero que ya. Se acabó.

Durante un acto que honestamente, con solo imaginarlo veinte años atrás me hubiera hecho vomitar, me di cuenta de que la rigidez mental solo inflige dolor, que todo lo que pasó antes me condujo a este nuevo umbral que me causó tanta ansiedad frente a su cualidad remolona de niveles kafkianos.

Hay gente que entra en conflicto frente a la, de alguna manera, necesidad de emigrar. Se sienten, aunque no lo confiesen abiertamente con facilidad e inclusive lleguen a negarlo, traidores a su país de origen negándose la posibilidad de disfrutar el cambio y aprender de eso de buena gana.

Los puntos de honor otra vez: el razonamiento lineal que los ayudó a resolver un problema en un estadio de las cosas se volvió un problema en otro nivel.

Yo me vine para acá por el mismo tipo de situaciones que me llevaron al divorcio, y Venezuela fue para mí más o menos la misma cosa que mi ex-esposa. No, no todos esos años fueron malos y hasta cosas buenas saqué durante. Pero se acabó.

Sin ánimos de echarle más leña al fuego tengo que decir que siempre he sido alguna especie de extranjero donde quiera que me encontrara. Mis manera de ver la vida nunca compaginó con mi entorno por una razón u otra.

Puedo lidiar con la corrupción y la zamarrería multinivel, y si me pongo puedo hasta participar porque al fin y al cabo no es más que ser más astuto y desalmado, e inconsciente de las consecuencias de los actos. Si quiero puedo pisar un peatón con el carro y después darme a la fuga ¿por qué no? O digamos, ponerme en un guiso y agarrarme una plata que estaba originalmente destinada por los cancerberos del tesoro precisamente para ello. No soy un santo yo. De ninguna manera.

Pero es una actitud frente a la cual hay que hacerse el ciego consuetudinariamente hasta realmente llegar a serlo o por lo menos creerlo. De otra manera el disgusto con uno mismo es épico y una parte de uno se muere, se suicida de asco, por decirlo de alguna manera.

Venezuela siempre fue para mí el sitio en el cual vive la inmediatez. Hay que resolver ya. Hay que inventárselas ya. Pan para hoy y hambre para mañana. No hay sosiego. De ahí toda esa promoción de la banalidad árida que mata a las personas convirtiéndolas en bótox y anteojos negros réplicas chinas de marcas costosas. Un país de pardos racistas. No me joda.

Eso y el discurso vacío. El reino de las palabras. Fórmulas mal copiadas y aplicadas aun más pobremente. Una fortificación blindada a la idea de sociedad en la cual la palabra colectivo es sinónimo de asesino y honesto a su vez lo es de pendejo.

¿Qué ha pasado ahí? La respuesta a eso perdió toda importancia para mí ya, si es que alguna vez  en serio la tuvo.

¿Qué vamos a hacer? No lo sé, para mí el plural se desarticula en una suma de individualidades que ya habrán de ver cómo hacen.

Tuve que tomar distancia y con ella por fin tener alguna tranquilidad mental para poder entonces empezar a usar mi cabeza para otro fin más allá de la solución de lo inmediato.

Presiento que esa multiplicidad de realidades simultáneas se pueden llegar a ver en la medida que la variable “urgencia” pierde importancia en tu ecuación vivencial.

Cuando eso sucede, lo que llaman “tu circunstancia”, término que siempre me ha dado un poquito de risa, se agranda. Se le desdibujan los límites incluyendo todo lo que incluye aquella sopa que nombramos hace algunas líneas.

De esa importancia siento esto de lo de la “Ciudadanía”.

Lo que en un momento pudo ser una tramitación de orden conveniente y meramente burocrático, lo que puede ser catalogado como una obvia ventaja circunstancial, lo que es una decisión de orden social y político, en realidad llega hasta gozar finalmente de la oportunidad de usar mi cerebro de otra manera. De ser un superviviente caminando sobre el hilo flojo de la incertidumbre casi caído la mitad del tiempo, y textualmente reventado la otra mitad, ahora ya no tengo que preocuparme más de eso.

Ciertamente hay más por resolver, espero. Sin embargo, el punto de vista ha cambiado, el ángulo se ha abierto en un cono más amplio. Las posibilidades empiezan a encontrarse en planos inexplicablemente ligados entre ellos.

Siento que ese mundo unidimensional de lo imperioso empieza a incluir potencial con más y más avidez, acumulando mucha energía que va a ser necesaria para la creatividad.

Y hasta puede ser que no sea otra cosa más que un cierto optimismo no exento de su poquito de miopía, pero aun así presiento que tengo mucho espacio libre en un cerebro que no tiene que cargar con esos “yo” que no soy, que seguramente utilizaré de maneras más edificantes.

No deja de ser curioso que un ateo como yo se atreva en poner todo en una misma sopa.

Supongo que el ser incapaz de asumir la fe como una opción me obliga a buscar otras vías para dejar mis líos en manos de un ente que ya verá cómo se las maravilla para proveer, y aplicarme a lo mío.

En mi caso, una sociedad en la cual cagarla tiene sus consecuencias conocidas e indeseables, es ese taburete en el cual descanso por el momento.

¿Saben lo que implica ser un ciudadano?

Yo sí, y asumo con sus bemoles la responsabilidad que conlleva.

lunes, 4 de enero de 2016

Luis Laya a secas.




«Who are you?».
The Who.
Polydor Records. 1978.
Cambiar sin parar.

Sí, sí, sí. Diga usted que el cambio es bueno, que es inevitable, que siempre es para bien, que nos hace sabios, y sí, estoy de acuerdo.

Pero dejo sentado aquí, y por escrito, que el cambio es más incómodo que el carrizo.

Cambia uno de silla y se le enfrían las nalgas.

Cambia uno de ropa y se hala los pelitos.

Cambia uno de dieta y ya está lleno de gases.

Cambia uno de restaurant y hay que decirle de nuevo a la muchacha lo que uno come.

Cambia uno de ciudad y hay que circular calles cuyos huecos desconoce.

Cambia uno de trabajo y ya no sabe quién es el necio del lugar.

Cambias de playa y te agarra primero el que alquila las sillas y la sombrilla, y luego la resaca.

Cambias de país y hay que aprender lo que ahí vieres.

Cambias de lenguaje y ya no sabes ni cómo pensar. Hay que reorganizarlo todo en la cabeza. Y sí, Alberto, ver televisión ayuda. Gracias.

Cambias de nombre (en mi caso fue una simplificación nada más) y ya lo de promediarse con el entorno toma ribetes de dilución.

Alguien dijo por ahí que uno es en promedio con el entorno o algo así. El ser con el hacer, lo externo con lo interno, formación, información, cultura, lenguaje, lo que opinas de ti mismo a la vez de lo que otros piensan de ti. En fin, con todo eso que es el bagaje.

Es muy incómodo pues siempre me siento en una silla fría y a la chica del restaurant tengo que pedirle las cosas en inglés.

Parece que era cierto aquello de que no debes quitarle todas las pulgas al perro o este no trascenderá.

Es decir, que a decir de quien dijo eso, lo de la pulga, siempre debe haber algo en tu vida que deba ser arreglado, una nueva cosa por aprender, un reto por pequeño que sea, un cambio, un ajuste sea para afuera o para adentro.

Debe ser verdad en lo que a mí concierne. Siempre que logro quitarme esa última pulga aparece otra que suele venir preñada, ahora que lo pienso.

Eso es algo que siendo muy versatil y cambiante, nunca cambia.

De verdad estoy muy agradecido de que mi vida sea así, como un carrusel de radio muy amplio y elástico.

Desde aquel lejano momento en el que nací hasta el día de hoy han pasado tantos días y en cada uno de ellos tantas cosas (algunas increíbles, es decir, que no me las creerían), y he estado tan atento la mayoría del tiempo que si me muriera hoy sentiría que le he rendido el homenaje debido al privilegio de haber vivido.

Tantas cosas han cambiado, hasta mi firma, que había sido la misma aunque evolucionando desde el momento en el que saqué mi cédula hace como cuarenta años, ahora de golpe y porrazo, es otra. Una mutación hija del devenir.

Ahora sí, estoy listo y asumo la responsabilidad plena por todo lo que he pensado, dicho, hecho, y hasta perpetrado si lo prefieren, a lo largo de estos años de escalones, barrancos, paredes y toboganes.

He estado atento rara vez acertadamente. He pensado las cosas con casi cero tino. Solo acepto las leyes que decido aceptar y mi única ley es no hacer nada sin haber reflexionado aunque me equivoque sin parar.

Pido disculpas fácilmente si la he cagado y hasta llego a hacerlo solo con la sospecha de que el del peo he sido yo. No tengo empacho en admitir mis errores. Siento que si no lo hago no estaré aprendiendo nada de la vida, si es verdad que uno acierta, o aprende.

Me comprometo hasta la médula en los asuntos que decido aceptar y no olvido al que me ayudó en mi mal momento. Al que me jodió tampoco lo olvido, pero ya aquel puede respirar tranquilo porque he decidido conscientemente hacerme el musiú.

Literalmente.

Sigo siendo yo, pero ese yo se promedia cada día con una situación distinta, con una cultura que me era ajena en un grado insospechado y que aun no habiendo podido hacerla mía, pues ahí vamos, promediando.

No he tenido tiempo de estudiar el inglés formalmente porque hay que trabajar para salir de la emergencia que nos trajo aquí, pero ya saliendo de eso y cumplimentando etapas lo iré haciendo. Es un idioma con su truquito y toma mucho tiempo adquirirlo completo por frotamiento. Hay que estudiarlo.

Esta mañana fui a mi entrevista paso final para la adquisición de la ciudadanía americana, y aprobé. Todo al 100%. Bien.

Ha venido siendo un invierno atípicamente caliente, de andar por la calle con un suéter nada más.

Hoy amaneció nevando.

Había un puesto en el estacionamiento y el casi congelado encargado estaba de buen humor pues habiendo tomado yo el único que quedaba disponible, él podría encerrarse en su caseta con calefacción por un buen rato.

Cambiaron el reglamento y el trámite de entrar al edificio federal pasando por los detectores de metal y todo eso, no incluye más el descalzarse. La policía era una señora joven bonita y amable que me indicó a dónde debía dirigirme y llamó el ascensor para mí.

El funcionario de la taquilla número dos igualito a Newman el de Seinfeld, que tomó mi planilla, me indicó con una sonrisa que me sentara porque sería una espera de treinta minutos. Me llamaron a los veintiocho.

Me atendió un señor llamado Tyler nacido y crecido en Trinidad. Me dijo que ahora que lo pensaba le resultaba raro haber vivido tanto tiempo ahí y nunca haber cruzado a Venezuela que estaba tan cerca.

Le comenté que en casa de mis abuelos en Sucre era muy común encontrar productos de Trinidad, y que ellos los llamaban ingleses. Le hizo una muy moderada y desganada gracia, y yo, en defensa propia, decidí callarme.

Siendo su acento uno no muy fácil para mí, cuando comenzó el torrente de preguntas contesté un par de tonterías sin sentido. Su reacción fue decirme que todo eso era un repaso de las preguntas clave que ya había contestado en el cuestionario. Que me relajara y que contestara con calma.

Terminada esa parte me pidió que leyera en voz alta una frase del estilo de “Are you ready for rock’n' roll?” y dio por terminado el examen oral.

Después me dijo que escribiera una oración dictada que era más o menos “We are the world”, y la prueba escrita llegó a su fin así de rápido... No somos nada...

A continuación la parte gruesa, el gran mordisco, la tarea, el examen histórico político.

Seis preguntas a ser escogidas de un cuestionario de cien...

Las contesté y no me di cuenta de cuándo. Tres meses de estudiar para ese exámen rindieron sus frutos, como el entrenamiento en el Kendo. Efectivo.

Ahora tengo más años, más barriga, menos angustia, y menos nombre.

Mi cultura ha ganado referencias aunque algunas de ellas no sean motivo de orgullo. No se gana siempre en línea recta.

Estoy menos intranquilo.

Las piezas parecen estar cayendo en algún tipo de lugar que les place.

Cada vez con menos partes, como mi nombre.