lunes, 22 de diciembre de 2008

Atrapado.

Que muera hoy o mañana carece de importancia para mí,
nunca la ha tenido, pero que ni siquiera hoy,
tras años de esfuerzo, pueda decir lo que pienso y siento…,
eso sí me preocupa, me irrita.

Henry Miller

Todo está en la mente, así que cuál es la diferencia entre este momento y cualquier otro de mi vida. Yo diría que un pequeño descuido, algo de impaciencia, mucho cansancio, un buen poco de arrogancia de un ego oscuro, las navidades, y la inminencia del cumpleaños número cuarenta y cinco.

Veamos: llamo descuido al engaño auto infligido porque qué importa, ya me pasaron todas las vainas que me iban a pasar en la vida y por lo tanto de aquí para adelante es como quien dice en bajadita, y bueno, qué importa que me hunda un poco en ensoñaciones si total, después de tanta mierda hasta merezco un poco de no andar con tanta precaución, porque también, mira tú, la cuestión no es tan así, porque lo que se llama precavido precavido no lo he sido jamás y aquí sigo vivito y coleando porque lo que soy yo, si me he muerto, no me acuerdo… Y después de todo, considerando la cosa desde otro punto de vista más moderno y cuántico: la realidad es una interpretación que hacemos de una percepción sumamente imprecisa y poco confiable que hacen nuestros sentidos y que después filtramos con el tamiz cultural (es decir: de los prejuicios) así que yo que soy un gurú elevado e iluminado como un poste de viaducto no derribado decido que me puedo descuidar un poquito porque ni tan calvo ni con dos pelucas ¿eh? Y yo decido, porque la realidad es también una decisión, que tengo que cumplir con ciertas misiones para completar el paso en el que estaré dónde ya me pueda descuidar tranquilamente, pero que mientras no llegue ahí, pues agacho el lomo por voluntad propia y me regocijo con el trabajo bien hecho.

Pero bueno, por descuidado voy y me dejo salpicar por el cacharro del adeco aquel tan mal intencionado que es ¿es que no me fijé que había tremendo charco de no quiero saber qué? ¿por qué no me quité? Bien hecho, plátano jecho, cruza la calle y sigue derecho…, cómo quién dice ¿no? Y a mi edad…, ahora tengo que emprender otra carrera ruda y cuesta arriba porque por hippie y soñador no me di cuenta que aquel que salía allá, era mi tren. Bueno, también ¿qué importa? Ya vendrá otro. Sí, sí viene otro, siempre viene… Lo que pasa es que tengo que esperar otro poquito. Y mientras tanto me siguen atropellando o mínimo salpicando estos adecos malintencionados (sí, ya sé que es un pleonasmo, pero yo me cago en Quintiliano sobre todo porque ya se murió) y es que mira que hay adeco malandro en esta vaina. Malandro y bruto. Sí, bruto, no tarado. Un tarado es alguien que lamentablemente nació así vaya usted a saber si por la endogamia o qué, mientras que un bruto es uno que le vale mierda no serlo…, pero bueno, que tampoco es para tanto porque un charco de mierda no rompe huesos y la roncha me la curan en la clínica bolivariana si tengo paciencia.

Y claro, como la espera me impacienta me pongo a pujar, porque los hombre pujan pero no lloran, y puja que te puja (y empuja también, para qué negarlo) uno llega a cansarse. Palabra. Entonces se acuesta más mamao que chupón de bobo, pero no descansa porque por tanto pujar se le llenaron de gases las tripas y no hay nada peor que dormirse con la barriga tensa porque se pone uno a apretar el rabo para no pasar pena dormido. Después empiezan las pesadillas, los sueños en los que alguien (un niño por ejemplo) me persigue por todos lados y no me deja ni bañar tranquilo, hasta que me despierto y tardo en darte cuenta de que todo el malestar viene de las tripas tensas. Entonces miro el reloj y veo que son la cuatro de la madrugada, que tengo frío y un inmenso peo atravesado, pero también un sueño que me aplasta porque no he podido descansar. Tardo aun un rato, pero me decido y me levanto para ir al baño. Suelto lo que tengo que soltar y me devuelvo a la cama. Me duermo como a la media hora, pero al ratito nomás ya hay que empezar el día de nuevo.

Entonces me pregunto: ¿de dónde son estos clavos que conseguí? No indican la procedencia en la etiqueta. Son malísimos. Parece que estuviera martillando lombrices ¿Y esta pega? Parece aceite ¿y el servicio eléctrico? Se vive cayendo una fase… En lo que aparezca por ahí el cobrador de la televisión por cable le pego el decodificador por la cabeza: esta mierda no sirve nunca. El canal que se medio ve, no se oye, el que se medio oye no se ve, y la mayoría ni se ve ni se oye. Todo porque un idiota puso una caja de paso con la tapa sin empacadura porque en Margarita nunca llueve…, y se jodió el cable con la humedad. Reparar el problema sale caro y no se puede ahora porque el cable no lo hay… Cuando hay azúcar no hay café, cuando hay café no hay papel higiénico, cuando hay pasta no hay arroz…, eso sí, cuando hay whisky hay soda, hielo, y agua Perrier… Adecos de mierda… Sí, sí, sí, yo sé: ¿quién mierda me creo yo para merecer una vida en la que las cosas funcionen? Yo no soy suizo (aunque de un tiempo para acá me estoy haciendo el medio sueco por frotamiento) definitivamente tengo un ego muy loco, una especie de Dart Vader me debo creer yo… Tengo que ser más humilde. Digo. Yo no quiero mierda china ni de ninguna otra parte. Para hacer basura nos bastamos aquí con el parque industrial y el sistema de control de calidad heredados de los adecos…, está bien, lo admito, la basura china es más barata que la nuestra…, y contra eso no tengo respuesta. Lo lamento…

Las navidades. Yo no tengo nada bueno qué decir de esta época del año. No, no, y no…, no la tengo y no voy a pedir disculpas por ello. Para mí esta fecha no representa sino indigestiones y gorduras para los que tienen con qué. Para los que no tienen solo significa un recordatorio de lo mal que les ha ido otro año más. En esta fecha se acentúan las diferencias y medra la delincuencia: la del comercio, y la de los bajos fondos que no son budistas y tal vez por eso anhelan y roban, porque así funciona el diferencial de potencial con malos hilos conductores… Para mí la navidad es la época del año en la que me gasto lo poquito que me sobró al recolectar los frutos que dejó mi trabajo, y me doy cuenta que la volví a cagar. Es la época en la que me duelen los músculos y me dan fiebres y diarreas sin mediar la acción de ningún virus. Basta la frustración… En las navidades me suben el alquiler, el supermercado se pone insoportable, llueve más de lo que parece sano que llueva, se llenan los hospitales de heridos, hay más borrachos que nunca en la calle, nadie quiere trabajar, se llenan las licorerías y los prostíbulos, se envalentonan los adecos… Para mí la navidad es esa época del año en la que me tengo que calar la gente que no me gusta calarme y no me queda más remedio porque es navidad tiempo de alegría… Para mí la navidad es la fecha perfecta para ensayar el estado de animación suspendida… Y además ¿qué coño se celebra en navidad? ¿Que hace un coñazo de tiempo nació alguien al que después se le asesinó de la peor manera posible? Me niego a celebrar semejante salvajada, pero sí, lo admito, ésta religión celebra de un modo que resulta por lo menos desconcertante para aquel que lo piense. Dígame la comunión. Sí, aquella en la que se comen el cuerpo de un dios (de un dios que permitió que se echaran en caldo ‘e ñame a su único hijo)… Canibalismo deícida. Razón tenía Voltaire…

¿Y las fiestas? ¿y el ambiente? ¿las reuniones de amigos y/o familiares? Normalmente son una lloradera, o un campeonato verbal de esgrima antipática, o un desfile de baratijas costosas que a mí no me interesan…, además, ni siquiera me gustan las gaitas: suenan igualito a los telares industriales, y cantan unos gorilas con relojes de oro (adecos) que se creen Pavarotti… ¡No me jodan! Aquí se distingue esta fecha de otras porque la gente bebe más caña, hay un desborde del hampa, robos y atracos, accidentes viales, prisión isleña domiciliaria porque ni por avión ni por barco se puede ni entrar ni salir… La verdad es que si eso fuera como ingeve en la que siempre es navidad, ya me hubiera ido de aquí, digamos al oriente medio que resulta mucho más apacible…

Y lo otro: en enero cumplo cuarenta y cinco años. Más o menos la edad de la reforma agraria… No agrego más.

Ah, por cierto: feliz navidad y próspero año 2009…

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