domingo, 23 de febrero de 2014

Los mismos distintos y peores.


“Las ideologías nos separan,
Los sueños y las angustias nos unen”.
Eugene Ionesco.


Una mañana de hace mucho tiempo nos despertó la noticia de que la policía, la guardia, los soldados, qué importa ya, por orden de Octavio Lepage durante el gobierno de Jaime Lusinchi interceptaron  en el alcabala de Tazón a unos autobuses cargados de estudiantes que venían a participar en una manifestación estudiantil en Caracas.

La fecha quedó en nuestra memoria como “La masacre de Tazón”. Los ametrallaron y punto.

La reacción del gobierno fue complicar la importación de papel a los periódicos resultando que El Nacional no pudo circular por algo así como tres o cuatro días, y los “Cabillas blancas” fueron a la sede a apedrear la fachada.

Eso no importa ya. Como tantas otras acciones de los gobiernos anteriores Venezolanos que sólo son recordados porque el siguiente es tan malo que hace añorarlos.

No importa que Antonio Ledezma era diputado entonces y que no hizo nada por enjuiciar ni a Lepage ni a Lusinchi. Lo que importa es que ahora es un líder de la oposición.

El gobierno de Maduro es todavía peor que el gobierno de Lusinchi que fue de lejos el peor que yo recuerde sin dejar de lado el de Luis Herrera Campins en el cual se escapó con habeas corpus y todo el Lord de los corruptos de antaño.

Sí, el de Maduro es aún peor que el del mismísimo Chávez en el cual por lo menos teníamos al comandante Don Hugo presidiendo el “Show” y echando chistes en cadena nacional.

¿Lo peor de Maduro? Decir que es un gobierno.

Me recuerda al idiota gordito de la cuadra que era dueño de la pelota y que cuando uno no quería jugar con sus reglas de arrechaba y se iba a su casa llevándose la pelota.

Me recuerda al mameco de López que estudiaba conmigo en cuarto grado de primaria que se la pasaba: “¡Seño! ¡Mire a Laya!”

Siempre la culpa es de otro. Anterior. Conspirador. Lo que sea. Pero nadie hace nada objetivo por atajar lo que está sucediendo antes de que se convierta en una desgracia.

La corrupción dentro del gobierno es culpa de los adecos que se pintaron de rojo, de los medios de comunicación que la hacen pública, de mercurio retrógrado, y de la conspiración judeo-masónica.

No hay ni un solo procesado por corrupción de la cuarta ni de la quinta. Si matas a alguien tienes el 97% de no ser ni siquiera enjuiciado. Si robas, mucho menos… Y si tratas de hacer las cosas bien, eres un pendejo.

Gobierno implica controlar, administrar, invertir, mejorar las condiciones, poner orden… Por eso entiendo que Capriles no quiera ser presidente aun. Entiendo que empiece por intentar hacer que el gobierno gobierne primero y después, si acaso, él podría asumir una presidencia. Pero ¿de un país de buhoneros? Ni loco que estuviera.

Por otra parte un sector de la población invocando un nuevo líder, otro caudillo a lomos del caballo blanco de la venganza que venga y saque a los Diosdados y otros vagabundos, y monte a los suyos. Y yo me pregunto ¿a quién?

¿A alguien de la clase media especializado en trampas con Cadivi, Recadi, o lo que le pongan? ¡Sí, Luís!

¿A algún militar?

¿A los adecos y copeyanos de franelas intercambiadas y discursos vacíos?

No señor, dejarse matar por la guardia o el ejército no ayuda a nadie. Ellos están formados para matar estudiantes, y eso no es nuevo. Desde Gómez por lo menos, eso es así institucionalmente hablando.

Echando mucho plomo ellos justifican nuevos chanchullos en la compra de balas, orugas para los tanques de guerra, bombas que no explotan, y mucho whisky escocés.

Mientras tanto el contrabando viene y va, los colectivos armados compran motos y perico, y Maduro dice que ese es el Tío Sam que se las vende para que se vuelvan locos y él tan bueno que es y bien intencionado amenaza con radicalizar, radicalizar qué ¿la vagabundería y la impunidad? “¡Seño, mire a Laya!”… No me jodas…

Y bueno, si a ver vamos ¿cuál es la queja? ¿Qué no hay papel tualé? Use una tusa… Que la libertad de expresión no es tal todos lo hemos sabido siempre. En eso, Nicolás no es original. En pocos países del mundo existe tal cosa. Los países escandinavos y algún otro por ahí son lo más cercano a eso que existe hoy en día, pero los que más se jactan de ser libres son los que están más controlados y de cerebro lavado.

Les voy a creer la queja cuando dejen de hacer trampas. Son unos tramposos y el que siembra vientos cosecha tempestades. Un amigo mío chavista hasta la médula se encierra en su bastión repitiendo como un mantra que los adecos le jodieron la vida y que ahora se jodan ellos así nos jodamos todos. Yo me rio con desgano cuando se pone así y me voy.

Desde los cincuenta hay un plan militar, un procedimiento, un protocolo de toma de Caracas que consiste entre otras cosas en seis barricadas una en cada entrada de la ciudad, la toma de Los Mecedores, el corte del suministro eléctrico, y el uso de las molotov sin candelita para neutralizar a los grupos de choque. Eso lo sabe todo el mundo, hasta yo, que no soy el más informado del mundo ni nunca iría a matarme por pendejo alguno.

¿Ha oído usted de eso? ¿No, o se le olvidó? ¿Se le olvidó o se está haciendo el pendejo?

¡Ah! Lo que pasa es que no se logran organizar. No se logran poner de acuerdo. Lo que están es viendo a ver cómo se reparten los pollos que no han nacido.

¿Se imaginan? Si Maduro fuera inteligente le dejaría el coroto a la oposición por un período constitucional y pasaría a molestar desde la nueva oposición… El nuevo gobierno no haría nada en su turno al bate, y regresaría él al mando en hombros renovado hasta que la rana eche pelos. Menos mal que no es inteligente.

Nojoda, qué desgracia. Cuando parecía que las cosas tomarían un rumbo más lógico, humanista, justo, vienen los corruptos y lo echan todo a perder.

Le echan la culpa a los cubanos, le echan la culpa a los chinos, o por el otro lado a los fascistas escuálidos o qué sé yo. El problema es que nadie recuerda.

¿Sabe usted de Polibio y su Anaciclosis? Monarquía, tiranía, aristocracia, oligarquía, democracia, oclocracia, y vuelta a empezar… Nada, Maduro caerá, y a menos que suceda un milagro, el que venga después será peor: un tirano, olvídense de reyes. No un bocón con la panza llena de whisky. No. Un Galtieri, un Pinochet, un bicho arrecho. No un loquibambio culposo. Un asesino de verdad verdad.

No me cabe duda: detrás de esta catarsis tipo fiesta taurina de San Fermín que embulla el país están unos bichos tremendos de ninguna manera mejores que los que están montados ahora. Unas alimañas ganando tiempo, dejando morir jóvenes entusiastas hasta que acumulen la energía necesaria para dar el coñazo y ser recibidos como héroes.

Tal vez, como en el fondo soy un esperanzado prefiero pensarlo así, lleguen y pongan orden y refunden la república ¿sabe usted qué es la república? Es simplemente el gobierno de las leyes, y no necesariamente eso signifique que sea compatible con la democracia, que es el gobierno de la gente (entelequia), y no la confundan con la tiranía de las muchedumbres.

La quinta república será lo que sea menos una república, a menos que sea usado en esa fea manera que designa a las putas, mujeres pública y la nación re-pública, porque habiendo un millón largo de leyes o más no hay mando de su parte.

Tuvimos un caudillo lleno de contrasentidos sumamente carismático que sacó del foso  del olvido a los descalzos pero llegó hasta ahí nada más. Mucha gente se vio beneficiada y siguen siendo más de los que salimos jodidos con la jugada. Es así. Culpa de la relatividad de las cosas.

Pero el gran carajo no los educó. Los enseñó a desobedecer, a ser peligrosos (más aun), acentuó lo que empezó Lusinchi buhonerizando la nación. Es decir, marginalizando la población. Poniéndola al margen. No seguir las leyes, incapacitarlos como trabajadores formales al borrarles cualquier sentido de disciplina, poner a todos los remeros del barco a ir cada uno por su lado, eliminar todo sentido del trabajo en equipo, del sentido de comunidad (y se dicen comunistas), de lo que verdaderamente es lo social.

No me jodan. Una sociedad sin sentido colectivo (que no sea armado) no avanza. Se pierde en una marisma altamente ineficiente en la que gana siempre la entropía ¿qué no? ¿En qué se ha dilapidado la fortuna ingresada en el país producto de la bonanza petrolera? Vaya, vaya a que le den por donde los pepinos amargan, vaya….

Aquel discurso trasnochado del hombre nuevo, la justicia social, y párate cagón que aquí cantó un argentino (lo que sea), sigue siendo bonito y hasta se me aguan los ojos cuando oigo una guitarra latinoamericana acompañando una voz potente, pero se diluyó en mierda.

Hoy tenemos un país sin cerebro. Una cabeza con sólo boca vociferante y dada a los festines. Un panfleto tras el cual se escuda la corrupción, y si Polibio tenía razón tendremos más tarde o más temprano un verdadero tirano ahí en Miraflores con tanques de guerra de verdad en cada esquina y al ejército disparando a la población dentro de sus casas. Santiago de Chile en época de Pinochet.

Con la venia de las doñas que ponen a mear los niños en los materos del salón de fiesta, usan sus cupos cadivi para hacer trampas. Listas negras en las cuales los negritos, los barbudos, y los miopes tendrán que ir a buscar trabajo en Colombia o en Panamá, y los tipos como yo mejor que ni siquiera pensemos en acercarnos por ahí.

Es el péndulo de la historia, que mientras más alto lo empujemos en un sentido, más duro pegará cuando venga de vuelta.

Venezuela es un país muy rico como proveedor de materia prima. Mucha gente le tiene el ojo puesto.

Es al mismo tiempo un país con un pésimo nivel cultural y peor memoria. No es el peor país del mundo pues aún existen cosas como Somalia o el Chad en los que no hay clase media ni motorizados armados. Sólo líderes de opereta que igual no pueden esconder ni la panza ni lo robado.

Si algo me enseñó Venezuela es que no vale una gota de sudor. La ingratitud, la superficialidad, la ignorancia, son cosas que no se van a curar en dos o tres generaciones y no puedo esperar tanto para empezar a vivir.

Mis amigos simpatizantes del gobierno perdieron su tiempo, les ganaron los malos. Y a mis amigos simpatizantes de la oposición van por el mismo camino vitoreando a Ledezma y a Diego Arria, quien aún no se ha podido desligar de la muerte de Renny Ottolina, entre otras bellezas.

¡Qué vaina!

No propongo nada. No tengo la sabiduría necesaria para aconsejar a nadie. No veo la solución. Creo que habrá que seguir pataleando, como el sapito que se cayó en el pozo, hasta que llueva.

Toda mi visión cambió después de que vi “Persépolis”, y no me quedó más remedio que respetar a los superficiales metrosexuales que bailan y gozan, más, mientras peor se ponen las cosas.

Opérense las tetas. Vayan a hacer un curso con dólares regalados. Cambien el carro con alguna trampa y vivan sus vidas escondidos detestando a los motorizados que les rompen los retrovisores.

Total, peor es abrir los ojos.

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